Claves del día de Jose Antonio Vizner
Hoy, Bloomberg pone sobre la mesa un dato clave: la respuesta de China a los aranceles de Trump ha sido débil. Pekín ha impuesto medidas a una cantidad reducida de productos, una reacción que palidece frente a los objetivos de Washington. No es difícil entender por qué: la economía china se encuentra en plena desaceleración y la crisis del sector inmobiliario pesa como una losa sobre sus decisiones. China tiene más que perder en esta guerra comercial y Xi Jinping lo sabe.
La pregunta es si esto significa que Trump ya ha ganado esta partida. Lo dudo. La historia nos ha enseñado que China juega a largo plazo. No va a mostrar toda su artillería de inmediato, pero tampoco se quedará de brazos cruzados. La verdadera incógnita es cuánto tiempo podrá Pekín resistir antes de que su fragilidad económica le obligue a dar un giro estratégico.
Trump y su idea de “poseer” Gaza
Pasemos ahora a otra de las grandes bombas geopolíticas del día. Donald Trump, en su afán por dejar huella en Medio Oriente, ha propuesto que EE.UU. tome el control de la Franja de Gaza. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con qué consecuencias? Esas respuestas no las ha dado. Lo que sí ha hecho es venderlo como una oportunidad de desarrollo y estabilidad, una especie de renacimiento económico en una zona devastada.
Sus palabras suenan casi surrealistas: “A todas las personas con las que he hablado les encanta la idea de que EE.UU. sea dueño de ese pedazo de tierra”. ¿Dueño? Hablar de Gaza como si fuera una propiedad inmobiliaria más de su cartera de negocios no solo es una postura polémica, sino que ignora décadas de conflicto y sufrimiento.
Es evidente que su reunión con Netanyahu tenía un objetivo claro: reforzar la alianza con Israel en plena crisis regional. Pero lo que ha logrado es exactamente lo contrario: elevar la tensión con Irán en un momento en que parecía que las aguas se habían calmado.
Irán, en la mira de Trump
Si algo quedó claro después del encuentro con Netanyahu es que Trump sigue teniendo a Irán en la mira. Su lenguaje fue más agresivo que nunca: “Firmo esta orden con mucho dolor, pero no me queda más remedio”. En su visión, no hay espacio para la negociación: Irán no puede tener armas nucleares. Punto.
Lo más inquietante fue su referencia a un posible intento de asesinato en su contra durante la campaña: “Si me mataran, sería terrible, no por mí, sino porque ellos serían aniquilados”. Es una declaración que roza la amenaza de aniquilación total, una retórica que solo añade más pólvora a una situación ya de por sí volátil.
El trasfondo de todo esto es evidente: Trump busca diferenciarse de la administración Biden, endureciendo su postura en Oriente Medio y posicionándose como el único líder capaz de “controlar” la situación. Pero el costo de esta estrategia podría ser enorme.
Y mientras tanto, un asteroide en el horizonte
En medio de este panorama geopolítico tenso, hay otro tema que merece atención: la posibilidad de que un asteroide impacte la Tierra en 2032. Suena a ciencia ficción, pero la ONU ya ha activado los protocolos de defensa planetaria para evaluar su órbita y nivel de amenaza.
La probabilidad de impacto es baja, apenas un 1,6%, pero el hecho de que se haya tomado tan en serio nos dice algo: el riesgo, aunque mínimo, existe. No deja de ser paradójico que, mientras los líderes mundiales juegan con fuego en el tablero de la política internacional, la verdadera amenaza podría venir desde el espacio.
Un mundo en el filo de la navaja
China, Gaza, Irán y hasta un asteroide. Si algo deja claro el panorama actual es que estamos en un momento crítico, donde cualquier movimiento en falso podría desencadenar consecuencias impredecibles. Trump juega sus cartas sin miedo a la confrontación, China resiste mientras puede y la tensión en Oriente Medio sigue escalando. La pregunta es: ¿hacia dónde nos llevará esta partida?