El pasado 9 de diciembre, Google anunció el lanzamiento de Willow, su revolucionario chip cuántico. Este avance no solo marca un hito en la computación cuántica, sino que también ha generado debates sobre su posible impacto en áreas clave como la criptografía y, particularmente, en la seguridad de Bitcoin (BTC). Si bien Alphabet no ha especificado cuáles serán las aplicaciones prácticas inmediatas de Willow, solo el anuncio ha impulsado a la compañía a dispararse en bolsa, situando sus acciones en niveles no vistos desde julio.
¿Qué hace tan especial a Willow?
Según Google, Willow puede resolver problemas matemáticos complejos en apenas 5 minutos, tareas que a una supercomputadora clásica le tomarían 10 septillones de años. Para poner esto en perspectiva, esa cifra supera con creces la edad estimada del universo.
Este logro es posible gracias a los 105 cúbits que componen el chip. Los cúbits, equivalentes cuánticos de los bits tradicionales, tienen la capacidad de representar simultáneamente los estados 0 y 1 debido al fenómeno de la superposición cuántica. Esto, combinado con el entrelazamiento cuántico, permite realizar cálculos exponencialmente más rápidos en comparación con las computadoras convencionales.
Pero en la computación cuántica, los cúbits, aunque rápidos, son propensos a errores, lo que ha dificultado hasta ahora su fiabilidad y viabilidad comercial. A medida que aumenta el número de cúbits, también lo hace la posibilidad de fallos. Sin embargo, Alphabet ha indicado que ha encontrado una forma de encadenar cúbits en Willow que permite que los índices de error disminuyan a medida que se incrementa su número, logrando además corregir fallos en tiempo real.
El equipo detrás de Willow también asegura que este chip tiene un diseño escalable, lo que significa que versiones futuras podrían ser aún más potentes y precisas.
Computación cuántica y criptografía: ¿qué pasará con Bitcoin?
La computación cuántica promete revolucionar la criptografía, ya que es capaz de resolver problemas que las computadoras actuales consideran prácticamente imposibles. Esto ha planteado preocupaciones sobre el futuro de Bitcoin, que utiliza criptografía para garantizar la seguridad de sus transacciones y activos, criptografía que podría verse comprometida, en teoría, por Willow.
Bitcoin emplea el algoritmo ECDSA (Elliptic Curve Digital Signature Algorithm) para la firma digital de las operaciones y SHA-256 para proteger su red a través del proceso de minería. Ambas tecnologías están diseñadas para ser extremadamente seguras frente a los ataques tradicionales. Sin embargo, algoritmos cuánticos como Shor podrían comprometer ECDSA al resolver el problema matemático de las claves privadas de manera más eficiente. Si esto ocurriera, un atacante con un ordenador cuántico suficientemente avanzado podría robar claves privadas y autorizar transacciones sin consentimiento.
¿Es este riesgo inminente?
Aunque estas amenazas son teóricamente posibles, expertos como los analistas de Bernstein Research aseguran que el riesgo cuántico para Bitcoin está todavía a décadas de distancia. Esto se debe a que los ordenadores cuánticos actuales, incluido Willow, aún no cuentan con las capacidades necesarias para comprometer sistemas de criptografía tan avanzados. Willow cuenta con 105 cúbits, mientras que serían necesarios varios millones para amenazar la red de seguridad Bitcoin.
No obstante, la comunidad tecnológica y los entusiastas de Bitcoin están atentos. Una posible solución sería la implementación de algoritmos resistentes a la computación cuántica, algo que podría garantizar la seguridad de las criptomonedas en un futuro dominado por la tecnología cuántica.
El futuro cuántico y sus implicaciones
La computación cuántica no solo amenaza la seguridad de las criptomonedas, sino que también abre puertas en áreas como la medicina, el diseño de materiales, y el procesamiento de datos masivos. Empresas como Microsoft y Atom Computing ya están desarrollando computadoras cuánticas comerciales que podrían estar disponibles para 2025.
En este contexto, Willow simboliza un gran paso hacia un futuro cuántico, que aunque promete beneficios inmensos, también plantea retos significativos para la seguridad digital y las tecnologías existentes. Mientras tanto, el debate sobre cómo prepararse para este nuevo paradigma ya está en marcha.