El Parlamento Europeo ha dado luz verde al nuevo equipo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre. Con el apoyo de 370 eurodiputados frente a 282 votos en contra y 36 abstenciones, el Colegio de Comisarios inicia un mandato marcado por un notable giro a la derecha en las instituciones europeas.
Una Comisión más derechista en décadas
La composición del nuevo equipo liderado por von der Leyen refleja un marcado cambio ideológico. Casi la mitad de los 27 comisarios, incluida la propia presidenta, de centroderecha, mientras que otros pertenecen a corrientes ultraconservadoras y de extrema derecha. Este viraje se acentúa si se compara con equipos anteriores: en la Comisión saliente, 12 miembros eran de partidos de derecha y en el ejecutivo de 1999, liderado por Romano Prodi, apenas cinco lo eran.
La coalición que apoya a este equipo incluye partidos que van desde los Verdes hasta los Hermanos de Italia, liderados por la primera ministra Giorgia Meloni. Esta unidad política ha permitido superar las tensiones internas en el Parlamento Europeo, donde sectores pro-UE de la izquierda inicialmente intentaron bloquear ciertos nombramientos, como los del húngaro Olivér Várhelyi y el italiano Raffaele Fitto. Ambos, sin embargo, lograron el respaldo necesario y desempeñarán roles clave en áreas como salud y bienestar animal, y gasto regional, respectivamente.
Retos en defensa, competitividad y transición verde
Von der Leyen ha delineado una ambiciosa agenda para este mandato. Uno de los focos reforzará la industria de defensa de la Unión Europea en un contexto global marcado por tensiones comerciales y políticas. En ese sentido, las preocupaciones por un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero suman presión a los aviones de la Comisión para garantizar la competitividad del bloque.
Otro de los grandes desafíos será apoyar a la industria automovilística europea, afectada por una caída en la demanda, la competencia de importaciones chinas y normativas de emisiones más estrictas. Durante su intervención en el Parlamento, von der Leyen anunció que su equipo abrirá un diálogo con los fabricantes para acompañar esta “transición profunda y disruptiva”.
En paralelo, ha prometido mantener el compromiso con la transición energética y el objetivo de neutralidad climática para 2050. Pese a las crecientes críticas hacia las políticas verdes, que se perciben como incompatibles con un contexto de crecimiento lento y desindustrialización, von der Leyen busca ampliar alianzas con los Verdes, ahora con el exlíder del partido Philippe Lamberts como asesor en temas climáticos.
Un contexto político europeo fragmentado
El giro a la derecha en las instituciones de la UE coincide con un panorama político complejo en sus principales Estados miembros. Tanto Alemania como Francia atraviesan períodos de inestabilidad: el canciller Olaf Scholz y el presidente Emmanuel Macron enfrentan altos niveles de impopularidad y lideran gobiernos debilitados. Mientras tanto, el auge de partidos ultraconservadores y nacionalistas en el Parlamento Europeo complica la capacidad de acción del centroizquierda y los Verdes, quienes luchan por mantener influencia frente a una mayoría cada vez más inclinada hacia la derecha.
Los expertos señalan que, aunque los partidos progresistas probablemente intensifican sus críticas públicas, en la práctica deberán negociar con el Partido Popular Europeo para conseguir mayorías en cuestiones clave.
Un futuro incierto
La nueva Comisión Europea tiene por delante cinco años de retos políticos, económicos y sociales que pondrán a prueba su capacidad para liderar un bloque cada vez más polarizado. Desde la transición energética hasta la defensa de la competitividad industrial, pasando por las relaciones internacionales con actores como Estados Unidos y China, el mandato de von der Leyen se perfila como uno de los más desafiantes en décadas.