Israel habría decidido aplazar un ataque planificado contra Irán tras la filtración de documentos confidenciales de inteligencia de Estados Unidos, según un informe publicado por el periódico británico The Times. Esta filtración habría revelado detalles estratégicos del operativo, aunque sin especificar los objetivos exactos. Sin embargo, la información filtrada ha generado preocupaciones dentro de las filas israelíes, que temen que Irán pueda anticipar los movimientos, lo que ha obligado a Israel a reconsiderar y ajustar su plan de acción.
De acuerdo con fuentes anónimas cercanas a las deliberaciones de seguridad de Israel, un nuevo plan operativo ya está en proceso de desarrollo. No obstante, antes de proceder con su ejecución, el plan será evaluado a través de simulaciones militares, conocidas como “juegos de guerra”, para perfeccionar los detalles y hacer los ajustes necesarios. Esta revisión refleja el incremento de las tensiones entre ambos países y la evolución constante de los escenarios militares en la región.
El impacto de la filtración y las respuestas inmediatas
La filtración de estos documentos clasificados, que inicialmente se dio a conocer a través de la plataforma de mensajería Telegram, se propagó rápidamente en canales frecuentados por usuarios iraníes. Esta exposición ha causado gran preocupación dentro del gobierno israelí, obligando a sus fuerzas a actuar con mayor cautela. Pero, pese a estos cambios, se espera que el ataque ocurra igualmente.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, reiteró la determinación de su país de llevar a cabo una acción contundente contra Irán. Durante una visita reciente a la base aérea de Hatzerim, Gallant expresó su confianza en las fuerzas aéreas israelíes, afirmando que cuando el ataque se realice, “el mundo entero comprenderá el nivel de preparación y entrenamiento” de las tropas. Estas declaraciones subrayan la importancia de la preparación estratégica antes de llevar a cabo una operación de tal magnitud.
Escalada de ataques y represalias
Este nuevo capítulo de tensión entre Israel e Irán se produce en medio de una escalada militar en la región durante los últimos meses. A principios de octubre, Irán lanzó 200 misiles balísticos contra Israel, obligando a gran parte de la población a refugiarse en búnkeres. Este ataque fue una represalia por una serie de incursiones aéreas israelíes en Líbano, que resultaron en la muerte de altos mandos del grupo Hezbolá, respaldado por Irán, y en una explosión en Teherán que acabó con la vida del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh.
Aunque Israel no ha reconocido oficialmente su responsabilidad en la muerte de Haniyeh, la operación ha sido ampliamente atribuida a sus fuerzas de seguridad. Este tipo de enfrentamientos, en los que actores indirectos como Hezbolá y Hamás juegan un papel clave, ha aumentado la fricción en la región. A medida que Irán se prepara para una respuesta israelí, las posibilidades de un conflicto a gran escala en los próximos meses parecen cada vez más probables.
En los planes de Israel, una pieza clave es Estados Unidos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha mantenido conversaciones con el presidente estadounidense, Joe Biden, para asegurar que cualquier represalia israelí contra Irán evitará afectar objetivos no militares. Esta postura refleja la preocupación de Washington de que una escalada del conflicto pueda provocar una respuesta masiva por parte de Irán, afectando no solo a Israel, sino también a otros aliados de Occidente en la región.
A pesar de la tensión, Israel ha continuado preparándose para un eventual conflicto con Irán. El país ha realizado una serie de ejercicios militares a gran escala para asegurar que sus fuerzas estén listas para llevar a cabo ataques de largo alcance si es necesario. Estos simulacros forman parte de una estrategia más amplia destinada a garantizar que Israel pueda resistir en caso de un conflicto prolongado con Teherán.