
La sorpresiva decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de suspender temporalmente la mayoría de los nuevos aranceles que había impuesto recientemente a decenas de países, provocó un alivio inmediato en los mercados bursátiles globales este jueves, a pesar de que mantiene su presión sobre China en el marco de una escalada comercial sin precedentes.
El anuncio, realizado el miércoles, llegó menos de un día después de que entraran en vigor los nuevos aranceles generalizados que afectaban a numerosos socios comerciales. Esta inesperada marcha atrás se produjo tras uno de los episodios más intensos de volatilidad en los mercados desde el inicio de la pandemia de COVID-19, con pérdidas multimillonarias y un aumento preocupante en los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense.
“Sentí que la gente estaba perdiendo un poco la calma, poniéndose demasiado nerviosa”, comentó Trump a los periodistas, comparando la situación con el nerviosismo de los atletas antes de una competencia.
Los índices bursátiles estadounidenses reaccionaron con entusiasmo: el S&P 500 subió un 9,5% al cierre del miércoles, mientras que los mercados asiáticos replicaron la tendencia, con el Nikkei japonés registrando una ganancia del 9%. Sin embargo, analistas advirtieron que este repunte podría ser efímero, ya que los futuros de Wall Street apuntaban a una posible corrección a la baja. Los precios del petróleo también continuaron cayendo, reflejo del temor a una desaceleración económica global derivada de la disputa comercial.
Desde su regreso a la presidencia en enero, Trump ha amenazado reiteradamente con aplicar duras medidas comerciales, para luego retractarse de forma parcial o temporal. Esta estrategia errática ha dejado perplejos a líderes internacionales y ha generado incertidumbre entre empresarios de todo el mundo.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que la suspensión de los aranceles por 90 días estaba planeada desde el inicio como una táctica para impulsar acuerdos bilaterales. No obstante, Trump reconoció que la extrema volatilidad del mercado influyó en su decisión. “Hay que ser flexible”, aseguró el mandatario.
A pesar del giro, Trump endureció su postura hacia China, aumentando los aranceles a las importaciones chinas del 104% al 125%. Pekín respondió imponiendo gravámenes del 84% a productos estadounidenses. Ambas potencias continúan en una confrontación directa, con China prometiendo que “luchará hasta el final”. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, incluso compartió en redes sociales un discurso desafiante de Mao Zedong pronunciado en plena Guerra de Corea, un conflicto que también concluyó en un estancamiento.
Aunque Trump dejó abierta la posibilidad de un acuerdo con China, su administración ha indicado que priorizará negociaciones con otros países, entre ellos Japón, Corea del Sur y Vietnam. “China quiere un acuerdo, pero no saben cómo lograrlo”, afirmó Trump. Paralelamente, Pekín intensifica sus contactos comerciales con la Unión Europea y Malasia, mientras que Australia rechazó colaborar con China para enfrentar los aranceles estadounidenses.
En tanto, las acciones chinas lograron una leve recuperación gracias a expectativas de apoyo estatal, pero el yuan cayó a su nivel más bajo desde la crisis financiera global. Vendedores chinos en plataformas como Amazon evalúan aumentar precios o abandonar el mercado estadounidense ante los crecientes costos.
Goldman Sachs, por su parte, redujo su proyección de crecimiento para China en 2025 del 4,5% al 4%, debido al impacto económico de la guerra comercial.
A pesar de la suspensión parcial, la política arancelaria de Trump sigue vigente en muchos frentes. Un arancel general del 10% se mantiene sobre casi todas las importaciones, además de los gravámenes existentes sobre automóviles, acero y aluminio. Canadá y México, por ejemplo, continúan sujetos a tarifas del 25% relacionadas con el cumplimiento de normas del T-MEC en productos sensibles como aquellos vinculados al fentanilo.
El pánico inicial provocado por los aranceles impulsó ventas masivas que borraron billones en capitalización bursátil y desestabilizaron pilares clave del sistema financiero, como los bonos del Tesoro y el dólar. Canadá y Japón han sugerido posibles intervenciones si la situación empeora, en un papel que históricamente ha asumido Estados Unidos.
Bessent minimizó la preocupación por el caos bursátil, sugiriendo que la estrategia de Trump ha sido una jugada deliberada para fortalecer su posición negociadora. “Fue su plan desde el inicio”, dijo. “Y se podría decir que puso a China contra las cuerdas”.
El secretario del Tesoro es clave en las negociaciones bilaterales, que también podrían incluir cooperación en defensa y ayuda exterior. Sin embargo, no ofreció detalles sobre la duración prevista de los diálogos con los más de 75 países que ya han mostrado interés.