El expresidente Donald Trump, en una controvertida conferencia de prensa realizada en su resort de Mar-a-Lago, Florida, dejó abierta la posibilidad de utilizar presión económica o incluso militar para extender la influencia de Estados Unidos sobre Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá. Aunque las declaraciones de Trump pueden parecer sorprendentes, representan una continuidad en su enfoque poco convencional hacia la política exterior.
Trump fue cuestionado directamente sobre si descartaría cualquier confrontación militar para lograr estos objetivos geopolíticos. Su respuesta fue contundente: “No voy a comprometerme con eso”, dejando espacio para la especulación sobre las tácticas que podría emplear.
Groenlandia: seguridad nacional y comercio
Trump reiteró su interés en Groenlandia, un territorio autónomo bajo soberanía danesa, como un activo estratégico para la seguridad nacional de Estados Unidos. Señaló que, aunque Dinamarca puede tener derechos legales sobre la isla, debería considerar cederla en beneficio del “mundo libre”.
“La gente ni siquiera sabe si Dinamarca tiene derecho legal a ello, pero si lo tiene, debería renunciar a él porque lo necesitamos para proteger al mundo libre”, afirmó. Además, sugirió que aranceles de alto nivel podrían ser una herramienta para persuadir a Dinamarca de ceder el control del territorio.
Ambiciones sobre Canadá
Trump fue aún más directo en sus referencias a Canadá, sugiriendo que la incorporación del país como el estado número 51 de Estados Unidos sería beneficiosa para resolver los déficits comerciales y los costos de defensa. Según sus declaraciones: “Gastamos cientos de miles de millones al año para cuidar de Canadá. Básicamente, protegemos a Canadá y perdemos en déficits comerciales”, explicó, sin ofrecer detalles sobre cómo ejecutaría una anexión o la integración económica que propone. El presidente electo acusa a Canadá de permitir el paso de drogas a Estados Unidos a través de la frontera norte.
Renombrar el Golfo de México
Otra idea sorprendente de Trump fue la propuesta de cambiar el nombre del Golfo de México por “Golfo de América”, destacando su potencial para representar el hemisferio occidental. Aunque no dio detalles sobre los procedimientos para implementar un cambio de esta magnitud, describió el nombre como “hermoso y apropiado”.
México y la guerra contra los cárteles
El presidente entrante también atacó a México, criticando su gestión del comercio y la violencia relacionada con los cárteles de drogas. Prometió intensificar las políticas para frenar la inmigración y el tráfico de drogas, amenazando con nuevos aranceles.
“México está realmente en problemas, es un lugar muy peligroso, y vamos a cambiar las reglas del juego muy pronto porque hacemos la mayor parte del trabajo allí”, afirmó.
Las declaraciones de Trump, aunque polémicas, reflejan una estrategia basada en la presión económica y la retórica nacionalista. Su enfoque sobre Groenlandia, Canadá y México podría tensar relaciones bilaterales de larga data, redefiniendo la postura de Estados Unidos hacia sus vecinos en el hemisferio occidental.