
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha introducido una nueva estrategia de presión económica al amenazar con la imposición de “aranceles secundarios” a los países que adquieran petróleo de Venezuela. La medida, anunciada a través de su plataforma Truth Social y posteriormente confirmada mediante una orden ejecutiva, establece que las naciones que compren petróleo y gas venezolano podrían enfrentar aranceles del 25% en su comercio con EE.UU.
La acción busca intensificar la presión sobre el gobierno venezolano, al que Trump acusa de haber enviado “decenas de miles de criminales de alto nivel y otros” a territorio estadounidense. Esta iniciativa añade un nuevo instrumento a la creciente lista de herramientas económicas que el mandatario ha promovido para influir en la política exterior e interior de EE.UU. Sin embargo, también podría aumentar las tensiones con la nación sudamericana en materia de inmigración y relaciones internacionales.
Un nuevo concepto de guerra económica
Esta medida parece combinar aranceles con lo que se conoce como sanciones secundarias, que castigan a terceros países o entidades por hacer negocios con naciones sancionadas. Los posibles afectados por los “aranceles secundarios” incluyen a Estados Unidos, España e India, cuyas empresas Chevron Corp., Repsol SA y Reliance Industries Ltd. cuentan con licencias para operar con petróleo venezolano. Sin embargo, el mercado negro del crudo venezolano es dominado principalmente por China, que parece ser el principal objetivo de esta medida.
La discrecionalidad de Marco Rubio
La orden ejecutiva otorga al Secretario de Estado, Marco Rubio, la facultad de decidir, a partir del 2 de abril, si los aranceles del 25% se aplicarán a los países que importen petróleo venezolano, ya sea directa o indirectamente. Aunque la orden no especifica cuáles naciones podrían ser afectadas, menciona explícitamente a China y extiende la posible aplicación de aranceles a Hong Kong y Macao.
Aranceles como herramienta de negociación
Los expertos consideran que la medida es coherente con la visión de Trump, quien en diversas ocasiones ha expresado su preferencia por los aranceles sobre las sanciones financieras. En septiembre, afirmó que las sanciones podrían debilitar el dólar y su influencia global, mientras que los aranceles pueden servir tanto como una herramienta de presión como un mecanismo para generar ingresos.
El uso de aranceles como herramienta de presión ya ha dado resultados en el pasado. Durante su segundo mandato, Trump amenazó a Colombia con sanciones, aranceles y restricciones de visado debido a su negativa a recibir migrantes deportados. La presión económica obligó al gobierno colombiano a ceder, evitando así una posible guerra comercial con EE.UU.
Un enfoque agresivo y polémico
Si bien la estrategia de Trump representa un cambio en la política de presión económica de EE.UU., también genera incertidumbre sobre su viabilidad y sus efectos a largo plazo en las relaciones internacionales. A medida que se acerca la fecha de implementación de los “aranceles secundarios”, la reacción de los países afectados será clave para determinar el éxito o el fracaso de esta nueva herramienta de presión económica.