Claves del día de Jose Antonio Vizner
A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump se acerca al cierre de su campaña con una energía que no deja a nadie indiferente. En una convocatoria masiva en el Madison Square Garden ante más de 20.000 seguidores, lanzó duras críticas a la administración actual. Su mensaje fue claro y contundente: “Kamala Harris ha hecho un pésimo trabajo, y Biden igual: Kamala, estás despedida”. Trump parece decidido a cerrar con fuerza, convencido de que su regreso a la Casa Blanca significaría una reactivación económica que podría poner en jaque a Wall Street y, de paso, a la economía global.
No es de extrañar que el “momentum Trump” sea una de las fuerzas clave en el mercado financiero en estos días. Wall Street y sus inversores parecen estar atentos, sabiendo que una victoria de Trump podría significar una aceleración del crecimiento económico en Estados Unidos, aunque acompañada de un fuerte proteccionismo. Bank of America lo ha reflejado en sus previsiones al hablar de una subida del oro. La lógica es clara: con Trump, el déficit público y la inflación podrían experimentar un alza significativa, impulsando el movimiento hacia activos seguros como el oro. La expectación es palpable; se trata de un candidato que atrae a los inversores con una promesa de crecimiento sólido, aunque no exento de riesgos.
El panorama en Europa, sin embargo, es distinto. Ante la posibilidad de que Trump regrese al poder, la preocupación entre los actores económicos europeos es tangible. Las bolsas europeas han comenzado una reacción y, según Goldman Sachs, hay 22 acciones particularmente expuestas a los aranceles estadounidenses que Trump podría imponer o incrementar en sectores claves. Es un reflejo de la incertidumbre que provoca en la región el regreso del candidato republicano, cuyo enfoque proteccionista amenaza con complicar aún más una economía europea que ya enfrenta desafíos propios.
Mientras tanto, los mercados del petróleo siguen su propio compás, cayendo un 4% y mostrando un ajuste que refleja las ansiedades sobre las relaciones en Medio Oriente. La cuestión del petróleo siempre ha sido un factor volátil en la economía global, y las tensiones en la región, con Irán e Israel en posiciones tensas, son una muestra de cómo las elecciones en Estados Unidos impactan mucho más allá de sus fronteras. En este contexto, una tregua se vislumbra como una posibilidad, impulsada en parte por las presiones internas que enfrenta Irán.
Desde la perspectiva de Trump y sus seguidores, esta elección representa la oportunidad de restaurar un orden económico que creen perdido, pero desde el lado europeo y en los mercados de energía, el temor a los efectos secundarios de ese orden también crece. Estamos ante una semana decisiva, en la que las expectativas de crecimiento y las políticas de proteccionismo podrían redefinir no solo la economía de Estados Unidos, sino también la dirección de la economía mundial en los años por venir. El resultado del 5 de noviembre, como tantas veces ha ocurrido en las elecciones estadounidenses, impactará más allá de las fronteras y tendrá consecuencias que resonarán en todos los rincones del mundo.