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Un grave accidente aéreo tuvo lugar la noche del miércoles cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Washington, cuando un avión regional colisionó en el aire con un helicóptero militar. El incidente ha desatado una intensa operación de búsqueda y rescate en el río Potomac, donde los equipos de emergencia trabajan para localizar posibles sobrevivientes. Por el momento se han recuperado al menos 18 cuerpos, pero se teme que haya decenas de víctimas mortales. Al parecer, la caja negra del avión siniestrado habría sido ya localizada por un equipo de buzos.
El avión implicado, un CRJ700 operado por American Airlines Group Inc., había partido de Wichita, Kansas, con 60 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo. Al aproximarse a la pista de aterrizaje poco antes de las 21:00 hora local, chocó con un helicóptero Sikorsky H-60 Black Hawk perteneciente al ejército de EE. UU., que transportaba a tres militares. Los últimos datos apuntan a que el piloto del helicóptero le habría comunicado al controlador aéreo que el avión comercial se hallaba en su campo de visión, justo antes de la colisión sobre Washington.
Distintos medios de comunicación publican que el FBI no ve indicios de naturaleza criminal o terrorista en el accidente aéreo.
Respuesta de emergencia y búsqueda de supervivientes
Las autoridades han informado que los equipos de rescate están trabajando entre los restos de las aeronaves, aunque no han confirmado aún si hay sobrevivientes. La operación se ha visto dificultada por las duras condiciones climáticas, con fuertes vientos y fragmentos de hielo en el agua. John Donnelly, jefe de bomberos y servicios médicos de emergencia, describió la situación como “extremadamente peligrosa” para los rescatistas, quienes buscan meticulosamente entre los restos y exploran el fondo del río.
El Aeropuerto Nacional Ronald Reagan suspendió todos los despegues y aterrizajes inmediatamente después del incidente y permanecerá cerrado al menos hasta las 11:00 a.m. del viernes.
Reacciones y antecedentes
El senador republicano Jerry Moran, de Kansas, expresó su preocupación y la esperanza de que se encuentren sobrevivientes. “Estamos esperando información concreta sobre lo sucedido, pero lo más importante es que haya personas con vida”, declaró.
Este accidente se suma a una serie de incidentes aéreos recientes. En enero de 2024, un Airbus A350 de Japan Airlines colisionó con una aeronave más pequeña en Tokio, causando la muerte de todos los ocupantes del avión más ligero. Asimismo, en diciembre, un Boeing 737 se accidentó en Corea del Sur durante un aterrizaje de emergencia, dejando un saldo de 179 víctimas fatales.
Investigación en curso
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) lidera la investigación con el apoyo de la Administración Federal de Aviación (FAA). La colisión también supone un desafío temprano para la administración de Donald Trump, quien recién inició su segundo mandato. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Transporte, Sean Duffy, han asegurado que se tomarán todas las medidas necesarias para esclarecer las causas del accidente y evitar futuras tragedias.
El presidente Trump expresó su frustración en Truth Social, afirmando que el avión seguía “una trayectoria de aproximación perfecta y rutinaria”. Cuestionó por qué el helicóptero no maniobró para evitar la colisión, considerando que la visibilidad era buena en el momento del impacto.
Un recuerdo de tragedias pasadas
El accidente ha revivido la memoria de otro desastre aéreo en el río Potomac en enero de 1982, cuando un Boeing 737 de Air Florida se estrelló tras despegar con hielo en sus motores y alas. En aquel trágico evento, 74 personas perdieron la vida.
Las autoridades continúan trabajando intensamente para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades. Mientras tanto, la comunidad aeronáutica y los familiares de los pasajeros esperan respuestas sobre esta nueva tragedia en el espacio aéreo estadounidense.