Claves del día de Jose Antonio Vizner
El trágico accidente ocurrido en Washington es una noticia que nos golpea con fuerza. Un helicóptero militar y un avión de pasajeros de American Airlines colisionaron en pleno vuelo, cayendo al río Potomac. Hasta ahora, las autoridades han confirmado 18 víctimas mortales, una cifra devastadora que podría aumentar en las próximas horas.
Lo más inquietante es cómo ocurrió este accidente. Según Donald Trump, el avión comercial seguía su ruta de aproximación normal al aeropuerto, mientras que el helicóptero militar volaba en una trayectoria peligrosa por un largo periodo de tiempo. Surge entonces la pregunta: ¿por qué la torre de control no intervino a tiempo para evitar la tragedia? No es la primera vez que nos enfrentamos a errores en la gestión del tráfico aéreo y este incidente debería abrir un debate serio sobre la seguridad en nuestros cielos.
Mientras los equipos de emergencia trabajan en la recuperación de los cuerpos y los vuelos desviados generan caos en los aeropuertos, Trump sigue lanzando propuestas que no dejan indiferente a nadie. Ahora, el Financial Times informa sobre su idea de un escudo antimisiles basado en láseres espaciales, un proyecto que recuerda al famoso programa Star Wars de Ronald Reagan. Según Trump, este sistema, bautizado como “Cúpula de Hierro”, evitaría la aniquilación en un escenario de guerra nuclear. El problema es que este megaproyecto costaría cientos de miles de millones de dólares, y su viabilidad tecnológica está lejos de ser una certeza.
Por otro lado, la economía sigue siendo un campo de batalla político. Jerome Powell asegura que la inflación sigue cerca del 2%, aunque aún por encima del objetivo. Pero Trump, en su inagotable campaña contra la Reserva Federal, sostiene que esta institución ha fallado por centrarse en políticas como la diversidad, equidad e inclusión (DEI), la ideología de género y el cambio climático. Su solución pasa por liberar la producción de energía, recortar regulaciones y reactivar la industria manufacturera.
Aquí nos encontramos en una encrucijada: por un lado, un desastre aéreo que expone posibles fallos en la seguridad; por otro, una lucha política por el control económico y militar del país. Lo que está claro es que las decisiones que se tomen en los próximos meses podrán marcar el futuro de Estados Unidos en todos estos frentes. La pregunta es: ¿qué precio estamos dispuestos a pagar por las promesas de seguridad y estabilidad?