Esta semana, todos los ojos están puestos en la Reserva Federal de Estados Unidos, que concluye su última reunión del año en un contexto marcado por incertidumbres económicas y cambios políticos. Con el republicano Donald Trump recién elegido como presidente y el Congreso bajo control republicano, el banco central tiene la difícil tarea de equilibrar la lucha contra la inflación con el estímulo necesario para mantener el crecimiento.
Una decisión esperada, pero polémica
El consenso del mercado sugiere que la Fed reducirá los tipos de interés en 25 puntos básicos, situándolos en un rango de 4,25% a 4,5%. Aunque esto marcaría el tercer recorte consecutivo desde septiembre, algunos expertos advierten que podría ser prematuro.
La inflación, aunque ha disminuido desde su pico histórico de 2022, se mantiene por encima del objetivo del 2%, con una tasa subyacente de 3,3%. Al mismo tiempo, el mercado laboral sigue mostrando signos de fortaleza con una creación de empleo que superó las expectativas en noviembre. Este panorama mixto deja a la Fed en una posición difícil, ya que debe decidir si priorizar la estabilidad de precios o evitar un enfriamiento excesivo de la economía.
Impacto político y económico
La llegada de Trump a la Casa Blanca añade un componente de incertidumbre a las decisiones de la Fed. El nuevo presidente ha prometido políticas fiscales expansivas, incluyendo recortes de impuestos y aranceles agresivos, que podrían aumentar la inflación y la deuda pública. Aunque Jerome Powell, presidente de la Fed, ha subrayado la independencia del banco central, las decisiones fiscales del nuevo gobierno podrían influir indirectamente en el curso de la política monetaria.
Los analistas también apuntan a que el “diagrama de puntos” que actualiza las proyecciones de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto será clave para interpretar el rumbo futuro. Hasta ahora, el consenso indicaba hasta cuatro recortes de tasas en 2025, pero la evolución de las políticas de Trump podría alterar significativamente estas expectativas.
Lo que está en juego para 2025
Con una tasa de referencia que alcanzó su punto más alto desde 2001 en julio de 2023, el inicio de recortes en septiembre fue una respuesta al descenso sostenido de la inflación. Sin embargo, el ritmo y la profundidad de las futuras reducciones dependerán de cómo evolucione la economía.
El contexto global también juega un papel crucial. Mientras los mercados financieros descuentan una posible recesión moderada en 2025, la Fed deberá evaluar si sus políticas son suficientes para mantener la economía en marcha sin sobrecalentarse.
Un acto de equilibrio
El desafío actual de la Reserva Federal refleja un equilibrio delicado entre responder a los datos económicos y anticiparse a las dinámicas políticas. Con una inflación obstinadamente alta y un mercado laboral robusto, la decisión será crucial para definir el rumbo de la política monetaria en 2025. Aunque los mercados esperan un recorte de tasas, las declaraciones de Powell y el diagrama de puntos ofrecerán señales más claras sobre la estrategia futura.
En última instancia, el impacto de estas decisiones se medirá no solo en términos de crecimiento económico, sino también en cómo responden los mercados financieros y los hogares estadounidenses en un entorno cada vez más incierto.