En Alemania, Volkswagen AG ha comenzado con negociaciones cruciales con los sindicatos, que llegan en un momento de alta tensión entre la compañía y el sindicato IG Metall, tras el anuncio de la automotriz a principios de este mes sobre la posibilidad de cerrar plantas y de despidos.
Volkswagen ha señalado que los elevados costos de energía y mano de obra en Alemania suponen una desventaja competitiva frente a sus homólogos europeos y competidores chinos, que están ganando terreno rápidamiente en el mercado de vehículos eléctricos en Europa.
IG Metall representa una fuerza significativa dentro de Volkswagen y se enfrenta ante la negociación de nuevos acuerdos laborales para los casi 15.000 trabajadores de Volkswagen en Alemania. Este desafío surge después de que la empresa pusiera fin a las garantías de empleo de larga data en seis de sus plantas en el oeste de Alemania.
Sin embargo, la presidenta del comité de empresa del Grupo Volkswagen, Daniela Cavallo, insistió en que el fabricante de automóviles “no sólo pertenece a sus accionistas, sino también a sus trabajadores”. De igual manera, instó a los primeros a cooperar, ya que Volkswagen “siempre ha sido una empresa en la que la dirección y los empleados están de acuerdo”. También mencionó que la seguridad laboral es “innegociable” y advirtió a los futuros compradores de acciones de la fuerte influencia de los sindicatos en la empresa.
El sindicato IG Metall exige un aumento salarial del 7% para los trabajadores industriales y afirman que los empleados no deberían de sufrir por los errores pasados de la dirección, como los malos resultados cosechados por la automovilísitca en Estados Unidos y Europa.