El panorama comercial global vuelve a agitarse con la entrada en escena de nuevos movimientos arancelarios impulsados por Donald Trump, que enfrenta ya sus primeros choques con China y México. Según Juan Antonio de Castro, doctor en Economía y exfuncionario de Naciones Unidas, el enfoque proteccionista tiene raíces profundas en problemas como la crisis migratoria y las dificultades en el empleo. “La economía americana y europea no han asumido el ajuste económico de perder puestos de trabajo nacionales que se sustituyen con inmigrantes, una inmigración legal”, afirma.
Aunque las tensiones con China eran previsibles, lo que ha sorprendido a muchos es la imposición de un arancel del 25% a Canadá y México, socios históricos de Estados Unidos en el marco del comercio norteamericano. Para De Castro, esta decisión es un retroceso que contradice los principios fundamentales del comercio global. “Todo el mundo se equivoca; de toda la vida la liberación comercial es el inicio del crecimiento económico”, señala, advirtiendo que si estas barreras se mantienen, se profundizará una guerra comercial que podría empujar al mundo hacia una era mercantilista y dañaría gravemente la economía mundial.
Por otro lado, el foco sigue puesto en Europa y su implicación en la guerra de Ucrania. El aumento del gasto en Defensa, derivado del apoyo económico y militar al gobierno de Volodimir Zelensky, está afectando a las economías europeas. Incluso la OTAN ha instado a las empresas del continente para ajustar sus operaciones hacia un entorno bélico. De Castro critica este contexto con dureza: “Nos hemos vuelto locos internacionalmente, como si alguien manejase todo sin tener en cuenta a la población”.
En este escenario, el riesgo de una escalada que desemboque en un conflicto global es un temor latente. “Si sabemos que ganar a Rusia supone la 3.ª Guerra Mundial, ¿por qué nos preparamos para ello?”, cuestiona, refiriéndose a la absurda lógica detrás de la carrera armamentística.
Mientras tanto, la administración Biden parece estar en una competición para conseguir que Trump herede una situación de guerra descontrolada. Según De Castro, este movimiento desesperado podría tener consecuencias contraproducentes, generando un caos que terminará por beneficiar a Estados Unidos al involucrar aún más a Europa en un conflicto directo.
Sin embargo, hay una pregunta que sigue sin respuesta: “¿Por qué nadie habla de hacer la paz?”. De Castro aboga por explorar vías de cooperación internacional que permitan encontrar una salida pacífica, en lugar de alimentar un conflicto que ni Europa ni el resto del mundo pueden permitirse.
Con las tensiones comerciales y militares escalando en diferentes frentes, parece que el camino hacia la estabilidad se está olvidando, y eso es un grave error, según Juan Antonio de Castro.