La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, advirtió este viernes que el banco espera que la inflación vuelva a aumentar temporalmente “en el cuarto trimestre de este año”, en una declaración en la 50ª reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional.
Lagarde afirmó que, a pesar del repunte previsto en los próximos meses, la inflación caerá, en línea con los objetivos del BCE para el próximo año. Reafirmó que, según las proyecciones del BCE de septiembre, la inflación debería promediar el 1,9% en 2026.
En cuanto a la actividad económica, el banco se espera que el crecimiento se fortalezca con el tiempo “a medida que el aumento de los ingresos reales apoye el consumo de los hogares y los efectos gradualmente desvanecidos de la política monetaria restrictiva deberían respaldar el consumo y la inversión”.
En octubre, el Consejo de Gobierno redujo los tres tipos de interés clave del BCE en 25 puntos básicos. La decisión de reducir el tipo de interés de la facilidad de depósito -el tipo de interés a través del cual se orienta la política monetaria- inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria. De acuerdo con el banco, “la información reciente sobre la inflación muestra que el proceso de desinflación está bien encaminado”. Además, el consejo mantendrá los tipos de interés oficiales suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para alcanzar oportunamente su objetivo de inflación a medio plazo del 2%.
El comunicado de Lagarde también incluye sus esperanzas de que el mercado laboral siga siendo resistente, sin embargo, los indicadores apuntan a un enfriamiento de la demanda laboral debido a una actividad económica más débil. “El empleo siguió creciendo en el primer trimestre del año. En agosto, la tasa de desempleo se mantuvo en el 6,4%, su nivel más bajo desde la introducción del euro”.
Por otro lado, Lagarde fue realista sobre los riesgos que representa el panorama económico y geopolítico para la inflación, afirmando que “la inflación podría resultar más alta de lo previsto si los salarios o las ganancias aumentan más de lo esperado” o si aumentan las tensiones geopolíticas, que “podrían perturbar el comercio mundial y hacer subir los precios de la energía los costos de transporte en el corto plazo”.
En este contexto, Lagarde afirmó que la cooperación multilateral entre los países es “más importante que nunca” si se busca preservar el crecimiento mundial. Añade que una fragmentación en el comercio, ocasionada por las tensiones geopolíticas, podría dar lugar a pérdidas del PIB mundial y podría conducir a nuevas presiones inflacionarias a nivel mundial, no solo por el aumento de los costos de los insumos de producción, sino también por la reducción de las oportunidades de diversificación.