El Kremlin ha intensificado su discurso tras el reciente ataque ucraniano con misiles ATACMS, de fabricación estadounidense, que alcanzaron un aeródromo militar en la ciudad de Taganrog, cerca de la frontera con Ucrania. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, aseguró que Rusia responderá de manera contundente y en el momento que considere más adecuado. “Habrá una respuesta, sin lugar a dudas”, afirmó Peskov, subrayando que el ataque no quedará sin represalias. Expertos en geopolítica no dudan de que Moscú volverá a usar el Oreshnik o incluso Sarmat en el ataque de respuesta.
Detalles del ataque a Taganrog
Según informó el Ministerio de Defensa ruso, el ataque se realizó con seis misiles ATACMS. Aunque los sistemas de defensa rusos lograron interceptar dos de ellos y desviar otros cuatro mediante lucha radioelectrónica, fragmentos de los proyectiles causaron víctimas entre el personal militar del aeródromo y ocasionaron daños menores a edificios, vehículos militares y civiles.
Además, el gobernador de la región de Rostov, Yuri Sliusa, y la jefa de la administración de Taganrog, Svetlana Kambúlova, detallaron que el ataque afectó infraestructura civil, incluyendo una caldera del sistema de calefacción urbano, dejando sin servicio a 28 edificios residenciales.
Una escalada sostenida
Este evento marca el cuarto ataque confirmado con misiles ATACMS en territorio ruso desde que Ucrania comenzó a utilizarlos, siendo el primero registrado el 19 de noviembre. Moscú respondió entonces con el lanzamiento del misil hipersónico Oréshnik contra una instalación militar ucraniana, intensificando la tensión en el conflicto.
La naturaleza recurrente de estos ataques con armas occidentales ha elevado las advertencias de Rusia. Según las autoridades militares, se están evaluando medidas adicionales para asegurar una respuesta proporcional que reafirme la postura defensiva y ofensiva de Moscú.
Implicaciones geopolíticas
El uso de misiles ATACMS por parte de Ucrania, suministrados por Estados Unidos, subraya el papel de Occidente en el apoyo militar a Kiev y profundiza la brecha diplomática con Rusia. Este último ataque destaca la vulnerabilidad de infraestructuras clave en regiones cercanas al frente y plantea interrogantes sobre la capacidad de Rusia para neutralizar amenazas crecientes en su propio territorio.
En un contexto de conflicto cada vez más internacionalizado, las declaraciones de represalia del Kremlin sugieren que el ciclo de ataques y respuestas continuará escalando, afectando tanto a objetivos militares como civiles. La tensión sigue aumentando en la región, con la amenaza de nuevas ofensivas y su impacto en la estabilidad global.