Según el Banco Mundial, Rusia ha pasado de ser una economía de ingresos medio-altos a una de altos ingresos: sobrepasa los 14.000 dólares de ingresos por cabeza. Esto la coloca en el mismo nivel, según los parámetros de la entidad, que Estados Unidos o Alemania. Y esto pese a la guerra, o gracias a ella.
En 2022, año en el que comenzó la invasión de Ucrania y la guerra, el PIB ruso cayó un 2,1%, pese a que los expertos señalaban que la bajada estaría en torno al 10%. En 2024 creció un 3,6% y este 2024 podría expandirse otro 3,3%, a pesar de las sanciones occidentales.
La causa principal es el aumento de la actividad relacionada con el ejército y la guerra, así como crecimiento en otros sectores: comercio, construcción y finanzas. La fabricación de armas incrementa el PIB y en Rusia sube fuertemente el gasto en defensa. Además, su tasa de paro es muy baja; repunta el consumo nacional por la huida de empresas extranjeras del país y los salarios crecen.