MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Un grupo de 15 países miembros, entre los que figura España, Francia, Dinamarca o Austria, han instado a la Comisión Europea a elevar los esfuerzos para descarbonizar el sector de la calefacción y refrigeración.
Tras la aprobación de la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios, que prohíbe las ayudas o subvenciones a las calderas fósiles en 2025 y establece su eliminación total en 2040, este grupo de países -completado por Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Grecia, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta y Portugal- han firmado una carta instando a Bruselas a seguir adelante con su estrategia de bombas de calor.
Para ello, han pedido a la Comisión Europea publicar el anunciado Plan de Acción sobre Bombas de Calor, así como revisar su “obsoleta” Estrategia de Calefacción y Refrigeración.
En concreto, los países firmantes han señalado que la electrificación es el principal catalizador de la transición energética y, por ello, la UE debe establecer un plan concreto para aumentar rápidamente el uso tecnologías renovables como bombas de calor, también las bombas de calor industriales a gran escala e integradas en sistemas DHC, el uso del calor residual y el almacenamiento térmico.
En el caso concreto de aquellos sectores donde la electrificación no sea una solución óptima, han indicado que otras soluciones existentes como la bioenergía, geotermia, solar térmica de alta temperatura, pueden contribuir hasta que otras soluciones de DHC y eléctricas se adaptan a las nuevas necesidades.
Asimismo, han apuntado la necesidad de contar con señales regulatorias claras para descarbonizar el sector, ya que, de lo contrario, existe el riesgo de un ‘carbon lock-in’ a largo plazo.
Estos países, que han considerado que descarbonizar el sector de calor y frío es clave para alcanzar los objetivos climáticos de la UE, han añadido que los últimos 10 años la proporción de renovables aumentó 6,2 puntos, de un 18,6% a un 24,8% en 2022.
Por ello, han advertido de que descarbonizar el sector ayudará a reducir la dependencia de combustibles fósiles, seguridad e suministro, reducir la pobreza energética, integración del sistema energético y aumentar la flexibilidad del sector.