Claves del día de Jose Antonio Vizner
Donald Trump vuelve a protagonizar un posible intento de asesinado, esta vez en California. No puedo evitar preguntarme qué efecto tienen estos eventos en el panorama electoral. Es innegable que la violencia política ha aumentado en los últimos años, y esto, sin duda, polariza aún más a los recurrentes. ¿Es una coincidencia que estos intentos de asesinato ocurran en un momento tan crucial? Los medios de comunicación informaron de que el hombre que intentaba acercarse a Trump estaba armado, lo que añade un elemento de gravedad. Las elecciones de noviembre serán decisivas no solo por el futuro político de Estados Unidos, sino también por lo que representan a nivel global.
Hablando de temas globales, China vuelve a estar en el centro de las preocupaciones económicas. Los últimos datos de ventas mayoristas, con una caída del -2,8%, reflejan una economía que se acerca peligrosamente a la deflación. Los estímulos que el gobierno de Xi Jinping ha propuesto parecen no estar dando los resultados esperados. ¿Qué significa esto para el resto del mundo? La economía china es una pieza clave en el engranaje global y su desaceleración impacta directamente en Europa, Estados Unidos y más allá.
En Europa, la situación no es mucho mejor. Estamos a la espera de la reunión de líderes y ministros de economía este jueves. Alemania, el motor económico del continente, finalmente ha reconocido que la crisis es más profunda de lo que el gobierno de Olaf Scholz había previsto. Esto no solo es preocupante para los alemanes, sino para toda la Unión Europea. Como bien afirmó Enrico Letta, ex primer ministro de Italia, Europa se enfrenta a una encrucijada: o solucionamos nuestros problemas o nos veremos discutiendo sobre si queremos ser una colonia china o estadounidense. Y tiene razón. Europa lleva años sumida en una crisis económica desde 2007, agravada por la pandemia y, más recientemente, por la crisis energética.
Los propios líderes de la Unión Europea lo saben. Según Bloomberg, ahora la pelea es por encontrar un plan que pueda sacar al continente del abismo. No queda tiempo. Estamos al borde de una recesión energética que afecta a todos los países miembros. Francia, por ejemplo, se enfrenta a un déficit público superior al 6%. Además, el sector automovilístico, clave en la economía europea, atraviesa una crisis profunda. Mientras tanto, la parálisis política y la falta de visión estratégica han dejado a Europa en una situación de vulnerabilidad. Me preocupa que la respuesta sea insuficiente y que, en lugar de tomar decisiones audaces, esperemos que otros vengan a resolver nuestros problemas.
Rusia, por su parte, sigue siendo una amenaza constante. Anoche lanzó más de 60 drones y misiles guiados contra varias regiones de Ucrania, intensificando un conflicto que ya ha devastado el país. El papa Francisco ha pedido a la comunidad internacional que no deje a los ucranianos morir de frío ante la llegada del invierno. Las imágenes de este conflicto son desgarradoras, pero la realidad es que la guerra continúa sin un final claro a la vista.
Para colmo, según The Economist, los espías de Vladimir Putin están tramando un plan de caos global. Sabotaje, asesinato y desestabilización son las tácticas que se dicen están promoviendo, y no puedo evitar preguntarme si esto es parte de una estrategia más amplia para influir en las elecciones de Estados Unidos. El panorama que nos pinta The Economist es sombrío: un mundo cada vez más dividido y caótico, donde los intereses de unos pocos podrían desatar consecuencias devastadoras para todos.
En resumen, estamos ante un momento crítico, tanto para Estados Unidos como para el mundo. Las elecciones de noviembre y la escalada de tensiones en Europa y Asia son un recordatorio de lo frágil que es nuestra estabilidad global. Ojalá podamos encontrar el liderazgo necesario para enfrentar estos desafíos.