El dato de desempleo en Estados Unidos ha generado tensiones, pero lo que realmente captó mi atención ayer fue la declaración del presidente ruso, Vladimir Putin. Según él, China ya ha superado económicamente a Estados Unidos, y Rusia se posiciona como la cuarta potencia mundial. Si esto es cierto, Xi Jinping habría logrado este sorpasso casi una década antes de lo previsto. ¿El secreto detrás de este cambio? La alianza con Rusia y el reordenamiento comercial global desde el inicio de la guerra en Ucrania.
No puedo evitar pensar que Putin y Xi Jinping están dando un golpe de timón al orden mundial. Desde el siglo XIV, Occidente ha sido el motor de la geopolítica y la economía global. Si lo que Putin afirma es cierto, estaríamos ante un cambio de época. Estados Unidos, en ese caso, tendrá que reestructurar sus estrategias y adaptarse a lo que China está imponiendo.
Sin embargo, The Economist lanza una advertencia que no debe ser ignorada: la opacidad informativa es una amenaza para la economía china. Se sugiere que las autoridades de Xi Jinping están ocultando datos sobre el verdadero estado de su economía. Además, en un contexto donde los nacimientos ya son inferiores a las muertes, China planea prohibir la adopción de niños por parte de extranjeros, buscando frenar la caída demográfica y priorizar su propio crecimiento poblacional. La pregunta es, ¿cuánto más podrá sostenerse esta estrategia?
Por otro lado, Zelensky sigue en el centro del escenario internacional. Recientemente publicó en Twitter sobre una reunión clave que tendrá en Alemania. Paralelamente, Jens Stoltenberg también estará presente en estas conversaciones. Zelensky compartió que tuvo una “larga y sustancial” charla telefónica con Emmanuel Macron, donde discutieron la necesidad urgente de un nuevo paquete de ayuda militar de Francia y la posibilidad de producir conjuntamente ciertos tipos de armamento. Además, hizo un llamado claro a sus aliados: necesita permiso para atacar aeródromos desde donde despegan aviones rusos cargados con bombas y misiles guiados. La urgencia y unidad de los aliados es más necesaria que nunca.
Y mientras todo esto sucede, dos gráficos nos muestran una vergonzola realidad: Alemania e Italia son los peores en cuanto a exportaciones hacia Asia Central y el Cáucaso. Sorprendentemente, estas exportaciones han aumentado desde que comenzó la guerra en Ucrania, lo que sugiere que algunos productos que antes se vendían a Rusia siguen llegando a su destino final. Aquí es donde surge el verdadero cinismo económico: Kazajistán, Armenia y Kirguistán parecen haberse convertido en rutas alternativas para estas exportaciones, lo que merece una explicación más profunda.
El panorama es complejo y, francamente, alarmante. Mientras algunas potencias juegan al despiste con datos económicos y otras mueven piezas en el tablero geopolítico, queda claro que el mundo está en plena transformación.