El presidente ruso Vladimir Putin ha anunciado en la cumbre de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) un ambicioso aumento en la producción de misiles, especialmente del complejo Oreshnik, un sistema móvil de alta precisión capaz de alcanzar objetivos en toda Europa. Según Putin, Rusia actualmente produce diez veces más misiles que todos los países de la OTAN juntos; y para 2025 la producción de misiles en el país crecerá entre un 25% y un 30%, lo que refuerza su postura militar en el conflicto con Ucrania y frente a Occidente.
Un ataque nocturno y advertencias directas
En respuesta a ataques ucranianos en las regiones rusas de Bryansk y Kursk, Rusia lanzó un ataque masivo con 90 misiles y 100 drones, impactando en 17 objetivos militares e industriales en Ucrania. Putin justificó estas acciones como una respuesta a las incursiones ucranianas, a las que calificó de respaldadas directamente por Occidente. Según él, permitir a Ucrania el uso de misiles de largo alcance supone una “participación directa” de potencias occidentales en el conflicto. “Por supuesto, responderemos a los ataques en curso sobre territorio ruso con misiles occidentales de largo alcance, como ya se ha dicho, incluida la posibilidad de continuar probando el Oreshnik en condiciones de combate, como se hizo el 21 de noviembre”, dijo Putin. “En caso de un uso masivo del Oreshnik, la fuerza del ataque será comparable a la de un arma nuclear”.
El protagonismo del sistema Oreshnik
El sistema de misiles Oreshnik, descrito como un desarrollo completamente nuevo, y no una actualización de modelos anteriores, ha sido diseñado para operar en alta movilidad, lo que dificulta que el enemigo localice su posición. Este misil, con capacidad de alcanzar velocidades de hasta Mach 10 y objetivos altamente protegidos, podría usarse tanto con cargas convencionales como nucleares.
El analista militar Igor Korotchenko señaló que las unidades del Oreshnik utilizadas hasta ahora en combate no han portado ojivas nucleares, pero su diseño permite transportar este tipo de carga. Además, la capacidad del sistema para desplegar múltiples ojivas independientes subraya su letalidad estratégica.
Putin ha destacado que este sistema tiene un alcance superior al de cualquier arma occidental comparable, como el Storm Shadow o el ATACMS. En palabras del mandatario: “El cliente puede estar satisfecho”, haciendo alusión a la ventaja táctica y tecnológica que, según él, ofrece el Oreshnik. Agregó que los equivalentes occidentales de sus misiles “no aparecerán pronto”.
El conflicto más allá de Ucrania
Putin también dejó entrever que el sistema Oreshnik podría utilizarse para atacar centros de decisión en Kiev y en otros lugares estratégicos. Señaló que Rusia está determinando sus próximos objetivos en suelo ucraniano, y pueden ser instalaciones militares, empresas de la industria de defensa o centros de toma de decisiones. Esto, unido a las declaraciones sobre la producción en masa de este complejo y otros sistemas similares, sugiere una escalada armamentística significativa que podría redefinir la dinámica del conflicto.
Mientras tanto, el presidente ruso insistió en que las armas suministradas por Occidente a Ucrania no cambiarán la situación en el campo de batalla, al tiempo que subrayó la superioridad tecnológica de su arsenal. Denunció también que el régimen de Kiev ha intentado, en repetidas ocasiones, atacar instalaciones de importancia nacional en Rusia, tanto en San Petersburgo como en Moscú.
Europa, en alerta ante un panorama incierto
El aumento de la capacidad militar rusa y su retórica amenazante ponen a Europa en una posición de incertidumbre frente a las tensiones crecientes. En este contexto, la escalada en la producción y despliegue de armas avanzadas como el Oreshnik plantea preguntas urgentes sobre la estabilidad y el equilibrio de poder en la región.
Este desarrollo subraya no solo el desafío militar que enfrenta Ucrania, sino también las implicaciones más amplias para la seguridad europea y global. Con el aumento en la producción de misiles y la intensificación de los ataques, Rusia parece estar preparando el terreno para un conflicto prolongado, mientras las potencias occidentales buscan equilibrar su apoyo a Ucrania con el riesgo de una escalada directa.