UBS y Credit Suisse han acelerado las negociaciones de cara a una hipotética fusión. Los contactos entre ambos bancos comenzaron a fraguarse el pasado verano, pero el nombramiento de Antonio Horta-Osório ha agilizado las conversaciones, según fuentes cercanas a ambas entidades.
Ambas entidades habrían consultado al supervisor en Suiza, porque el tamaño resultante de la fusión podría ser cercano al 280% del producto interior bruto (PIB) que tuvo Suiza en 2019. Aunque las sinergias serían enormes, los supervisores podrían imponer requisitos de capital muy elevados.
Esa operación produciría un ‘súper banco’ de la banca privada que estaría en torno a los 71.000 millones de dólares, con unos costes de integración que superarían los 5.000 millones de dólares. En estos primeros contactos tanto Credit Suisse como UBS han puesto la mira ya en cómo repartirse ese negocio que puede surgir de la fusión.
Los dos rivales podrían cooperar más estrechamente, por ejemplo, fusionando unidades de gestión de activos, o aprovechando las fortalezas de cada uno en banca de inversión. El negocio de renta fija de UBS y la división de acciones de Credit Suisse pueden ganar tamaño perfectamente, y podrían beneficiarse de la utilización de la tecnología e infraestructura de la otra parte.
El nombre propio de esta operación es el de Horta-Osório, que recientemente ha dejado Lloyds y que en 2021 asumirá la presidencia de Credit Suisse. En el pasado, en su etapa en el Santander, lideró fusiones en Portugal, Brasil y Reino Unido. Sin embargo, esta transacción sería bastante más compleja.
El 2020 ha sido un año complicado para la banca. Más allá de esta operación que ha empezado a cocinarse a fuego fuerte, Unicredit podría apresurarse a comprar otros bancos italianos tras la dimisión de Mustier, que siempre había descartado esa posibilidad. En España las juntas de accionistas de Caixabank y Bankia han aprobado la fusión y solo queda esperar el visto bueno de los organismos reguladores.
Ahora el protagonismo lo copan Credit Suisse y UBS. La banca suiza ha sido fundamental en 2020 en Europa para mover los capitales hacia una transacción más segura y también fuera del continente.