Las acciones chinas registraron un repunte el jueves en una jornada marcada por la volatilidad, anticipando una conferencia de prensa del ministro de Finanzas durante el fin de semana. Este movimiento bursátil se produjo después de que el banco central de China introdujo una nueva herramienta destinada a facilitar la compra de acciones y estabilizar el mercado.
El índice de referencia CSI 300 subió casi un 3% después de haber caído un 7% el miércoles, en su primera pérdida después de 11 sesiones consecutivas al alza. Por su parte, el índice Hang Seng de Hong Kong avanzó un 4,2%, revirtiendo las pérdidas acumuladas tras su peor caída diaria desde 2008, registrada el martes y continuada el miércoles.
El CSI 300 ha experimentado un crecimiento de más del 30% desde finales de septiembre, impulsado por el paquete de estímulo anunciado por el gobierno chino para reactivar la confianza en la economía. Sin embargo, el optimismo se debilitó esta semana cuando los inversores comenzaron a cuestionar la efectividad de las medidas para impulsar los mercados y la economía.
El repunte del jueves también fue impulsado por el anuncio de una próxima conferencia de prensa del ministro de Finanzas, Lan Fo’an, lo que generó expectativas sobre nuevas medidas de estímulo económico.
El Banco Popular de China también contribuyó al optimismo del mercado al lanzar un plan que permita a las empresas financieras nacionales comprar más acciones, una herramienta diseñada para estabilizar los mercados y mejorar la liquidez. Esta facilidad otorga préstamos a las compañías financieras, utilizando como garantía bonos, acciones o fondos cotizados en bolsa (ETF). El objetivo es que los fondos obtenidos sean reinvertidos en el mercado de valores.
El Banco Popular de China explicó que las solicitudes serían aceptadas de grupos de valores, fondos y aseguradoras elegibles, que podrían comprometer sus activos para obtener liquidez en forma de bonos soberanos o billetes del banco central. La herramienta, con un tamaño inicial de 500.000 millones de yuanes (aproximadamente 70.000 millones de dólares), podría ampliarse si las condiciones del mercado lo requieren.
Esta facilidad ha sido comparada con la Facilidad de Préstamo de Valores a Plazo de la Reserva Federal de Estados Unidos, implementada durante la crisis financiera de 2008 y reactivada en 2020 durante la pandemia, para proporcionar liquidez a través de la pignoración de activos menos líquidos. como bonos corporativos.