El exministro de Defensa Shigeru Ishiba ganó el viernes las elecciones para el liderazgo del gobernante al Partido Liberal Democrático (PLD), con lo que aseguró su puesto como próximo primer ministro de Japón.
Ishiba, de 67 años, se hace con el control del Partido Liberal Democrático, en el poder desde hace mucho tiempo y plagado de escándalos, y asumirá el mando de la cuarta economía del mundo cuando se reúna el Parlamento en octubre, gracias a la mayoría de su partido en la Cámara Baja.
Esta es la quinta vez que Ishiba se presenta a las elecciones para el puesto más importante de Japón. Era uno de los nueve candidatos y venció a la ministra de Seguridad Económica, Sanae Takaichi, en el segundo corte, con 215 votos a favor y 194 en contra. Un tercer favorito que no pasó el corte final fue Shinjiro Koizumi, el carismático hijo del popular exprimer ministro Junichiro Koizumi.
Tras la votación, Ishiba dijo que ahora el PLD puede “renacer y recuperar la confianza de la gente”. Igualmente, el veterano político prometió una “salida total” de las altas tasas de inflación de Japón, y “crecimiento de los salarios reales”. También dijo que Japón debería de reducir su dependencia de la energía nuclear en favor de las energías renovables y pidió una versión asiática del bloque de seguridad de la OTAN para contrarrestar las amenazas de China y Corea del Norte.
Ishiba sucederá al primer ministro saliente, Fumio Kishida, quien anunció en agosto que dimitirá tras un solo mandato, a raíz de una serie de escándalos políticos que alimentaron las peticiones para que dimitiera.
El próximo primer ministro de Japón asumirá el cargo en un momento de aumento del coste de la vida, agravado por la debilidad del yen. Y, con las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre, Ishiba tendrá que gestionar las relaciones de Japón con un nuevo líder estadounidense en medio de los crecientes retos de seguridad en Asia, con una China cada vez más asertiva y una Corea del Norte beligerante.