El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, ha presentado un informe en el que señala que la Unión Europea necesita aumentar su gasto en 750.000 millones de euros anuales para seguir siendo competitiva en el escenario global. Según Draghi, la inversión privada por sí sola no será suficiente para alcanzar este objetivo, y sugirió la emisión conjunta de deuda como una forma viable de recaudar los fondos necesarios. Advirtió, además, que depender exclusivamente de la inversión privada podría desestabilizar la economía de la eurozona.
Draghi subrayó que muchas de las propuestas contenidas en su informe están diseñadas para ser implementadas de manera rápida, pero insistió en la necesidad de una mayor coordinación de políticas entre los estados miembros de la UE. También sugirió que la financiación común es clave para lograr una inversión más efectiva, lo que implicaría una evaluación conjunta del uso de los activos comunes europeos.
En su informe, Draghi destacó que la ventaja competitiva que la UE tuvo en el pasado “ha desaparecido por completo” y que solo podrá recuperarse mediante una inversión masiva, lo que supondrá un elevado costo para los contribuyentes. Este análisis fue encargado por la Comisión Europea con el objetivo de evaluar cómo la UE puede mantenerse a la par de sus principales competidores globales.
Draghi también advirtió sobre la vulnerabilidad de la UE a las prácticas comerciales desleales, dado que su mercado es “el más abierto” a nivel mundial. Al ser consultado sobre si la política comercial de la UE debería endurecerse, sugirió que la respuesta debe variar según el sector, evaluando cada caso de manera individualizada. El expresidente del BCE asegura que la economía de Europa no difiere tanto de la de Estados Unidos en algunos aspectos; la ventaja de Estados Unidos radica en lo avanzado de un tecnología y la enorme inversión que realiza en innovación. Prueba de ello son los buenos resultados de las Siete Magníficas en bolsa. En Europa, por el contrario, se invierte mucho menos en innovación, pero, por el contrario, sufrimos de un exceso de regulación.
Sin embargo, las reacciones en contra no se han hecho esperar: Alemania se ha posicionado claramente en contra de la estrategia de inversión masiva porque, traduce, eso significaría que es Alemania quien paga, y esa no es la solución.