
El mercado de valores de Estados Unidos experimentó el lunes una abrupta caída, intensificando un retroceso que ya se venía gestando en semanas previas. La incertidumbre económica y la aversión al riesgo llevaron a los inversores a abandonar activos especulativos, reflejándose en la mayor caída del Nasdaq 100 desde 2022, con un desplome cercano al 4%.
El temor se propagó por diversos sectores financieros. Las criptomonedas sufrieron importantes pérdidas, los bonos corporativos vieron cancelaciones de ventas y los indicadores de riesgo crediticio aumentaron considerablemente. En contraste, los bonos del Tesoro estadounidense experimentaron un repunte, con una caída abrupta en los rendimientos, al convertirse en refugio para los inversores.
Este cambio de escenario responde a una creciente preocupación por las políticas económicas de la administración de Donald Trump. El aumento de aranceles, los recortes de gasto y las tensiones geopolíticas han ensombrecido las perspectivas de una economía que hasta hace poco demostraba resiliencia. La incertidumbre generada por las guerras comerciales de Trump, en especial con socios clave como Canadá, México y China, ha asustado a los inversores, impulsando una liquidación en el mercado de valores que eliminó 4 billones de dólares del máximo que había alcanzado el S&P 500 el mes pasado.
El nerviosismo se intensificó después de que Trump y sus asesores advirtieran sobre posibles dificultades a corto plazo derivadas de la reconfiguración del comercio global. Esto generó una reacción en cadena entre los inversores, quienes comenzaron a reestructurar sus estrategias de inversión.
El impacto en los mercados fue generalizado. El S&P 500 cayó un 2,7%, registrando su mayor caída diaria del año, mientras que el Nasdaq Composite perdió un 4%, marcando su peor jornada desde septiembre de 2022. Desde su máximo del 19 de febrero, el S&P 500 ha acumulado una pérdida del 8,6%, representando una pérdida de más de 4 billones de dólares en valor de mercado y acercándose a una corrección del 10%. Por su parte, el Nasdaq ha caído más del 10% desde su punto más alto en diciembre.
Durante el fin de semana, Trump evitó predecir si Estados Unidos podría entrar en recesión, mientras los inversores continúan preocupados por el impacto de su política comercial. Los expertos apuntan a que, de no resolverse pronto la situación de incertidumbre generada por la guerra arancelaria, podría traer graves consecuencias para la economía de Estados Unidos.
Tras el cierre de la jornada bursátil, Delta Air Lines Inc. reforzó los temores al reducir sus expectativas de ganancias a la mitad para el primer trimestre, lo que provocó que sus acciones cayeran un 14%.
Mientras tanto, Trump ha convocado a altos ejecutivos empresariales a una reunión el martes para discutir la situación económica. Sin una estrategia clara para estabilizar el entorno financiero, los analistas advierten que los inversores seguirán actuando con cautela.
Ante la incertidumbre, los operadores recurrieron a activos considerados más seguros. Los bonos del Tesoro a corto plazo, particularmente los de dos años, lideraron el repunte del mercado de deuda. Por otro lado, en el mercado corporativo, los inversores evitaron los bonos de menor calificación y los bancos de Wall Street cancelaron varias ofertas de deuda programadas para empresas de alta calificación. En el sector de criptomonedas, el bitcoin cayó a su nivel más bajo en cuatro meses.
El impacto en la renta variable fue particularmente severo en las acciones tecnológicas, que habían sido clave en el auge bursátil. El Nasdaq 100, con un fuerte peso de empresas tecnológicas, sufrió una caída del 3,8%, profundizando su tendencia bajista. Tesla Inc., que en su momento se benefició de la relación entre Elon Musk y Trump, cayó más del 15%.
En respuesta a la turbulencia, los inversores buscaron refugio en sectores tradicionalmente resistentes a crisis económicas, como energía, bienes de consumo básicos y servicios públicos.
A medida que la volatilidad se intensifica, el mercado enfrenta un desafío crucial: si la administración Trump no logra restaurar la confianza, la incertidumbre podría traducirse en mayores caídas y una prolongada aversión al riesgo por parte de los inversores.