MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El presidente de Brasil, Lula da Silva, ha vuelto a insistir este lunes en que los tipos de interés en el 13,75% continúan siendo “muy altos” y suponen un perjuicio para los empresarios que quieren aumentar sus inversiones en el país, siendo percibidos como una cifra que va en contra del país y de la población más pobre.
“Están burlándose de Brasil, de los pobres y de los brasileños que quieren invertir más”, ha lamentado el mandatario en medio de su discurso para hacer repaso de sus primeros 100 días de mandato, en una nueva crítica a la política monetaria del Banco Central de Brasil, que suma ya ocho meses con los tipos de interés congelados.
A finales del mes de marzo, el organismo presidido por Roberto Campos Neto optó nuevamente por mantener la tasa, abriéndose incluso a nuevos incrementos en caso de que el proceso desinflacionario no termine de consolidarse. Actualmente, a la espera de conocer el dato de marzo, la inflación en Brasil se encuentra por debajo del 6%. Cuando se subieron los tipos al 13,75%, el ritmo de los precios era el doble.
No solamente el presidente de Brasil ha criticado esta decisión. El ministro de Hacienda del país, Fernando Haddad, fue uno de los primeros en pronunciarse tras la última reunión de política monetaria. El responsable económico tachó de “preocupante” esta actitud del banco, lamentando que esta decisión vaya a traer más problemas para las familias y las empresas, en un momento en el que la economía se contrae y se está dando una crisis de financiación.
CUIDAR A LAS PERSONAS
Para Lula, gobernar es sinónimo de “cuidar a las personas”, según ha expresado este lunes, lo que pasa por generar empleos, una de sus “obsesiones” para su mandato. Precisamente, una de las constantes críticas al banco central pasa por cuestionar que los tipos al 13,75% limitan esta capacidad de las empresas a crear puestos de trabajo.
Al mismo tiempo, el presidente ha lanzado un mensaje al resto de bancos del país, a los que les ha explicado que el dinero “bueno” no es aquel que se guarda “en cofres”, sino que es el que se gasta “con responsabilidad” en obras y en proyectos que permitan el desarrollo social y económico.