Jon Levy, estratega macro global de Europa en Loomis Sayles (Natixis IM)
El Reino Unido acude a las urnas el 4 de julio y las predicciones apuntan a una amplia victoria laborista. Sería la primera transición de conservadores a laboristas en 27 años. Los grandes cambios políticos en el Reino Unido han ido seguidos históricamente de profundos cambios económicos, y esta ocasión podría no ser diferente.
Los laboristas pretenden jugar a largo plazo, siendo tácticos con el endeudamiento y las políticas fiscales, al tiempo que buscan palancas políticas que faciliten inversiones estratégicas a largo plazo para impulsar la productividad, el comercio y la seguridad energética. Si los laboristas logran avanzar hacia estos objetivos, creemos que los inversores deberían anticipar que la libra esterlina invertirá su tendencia al debilitamiento.
La libra esterlina ha experimentado una prolongada caída frente al dólar. La libra se depreció significativamente tras la gran crisis financiera (CFG) y de nuevo tras el Brexit. Se debilitó aún más a medida que el régimen post-Brexit se alejaba de una unión aduanera hacia una configuración menos favorable para el Reino Unido.
El tipo de cambio puede reflejar en parte las escasas expectativas sobre las perspectivas económicas del Reino Unido. En nuestra opinión, esto crea un listón bajo y sugiere que puede haber potencial de mejora si el marco de Reeves para mejorar el crecimiento, el comercio, los ingresos y la seguridad energética resulta, aunque sea, modestamente exitoso. La carga de la prueba recae en el próximo gobierno, pero puede beneficiarse de vientos favorables a su espalda. Si las encuestas no fallan, los laboristas tendrán un poder político considerable.