El martes, la Comisión Europea aprobó oficialmente nuevos aranceles para los vehículos eléctricos de batería importados de China. Estos aranceles adicionales se sumarán al actual del 10% sobre los automóviles eléctricos provenientes de ese país.
Según un documento publicado en el sitio web de la Comisión, los nuevos aranceles, que alcanzan hasta el 35,3%, entrarán en vigor el 31 de octubre. Los aranceles compensatorios definitivos establecerán un 17% para los vehículos de BYD Group, un 18,8% para los automóviles de Geely Group y un 35,3% para los de SAIC Group. Se aplicará un 35,3% a todos los demás fabricantes, con algunas excepciones.
La medida adoptada también afectará a las empresas occidentales que producen en China, como por ejemplo la estadounidense Tesla, a quien se aplicará un arancel del 7,8%, mientras que a otras que han cooperado con la Comisión en la investigación que ha llevado a cabo antes de aprobar los aranceles se le impondrá una tasa del 20,7%.
Bruselas tiene previsto publicar el 30 de octubre la medida en el Diario Oficial de la Unión Europea, con la intención de que los aranceles entren en vigor en la medianoche del 31 de octubre, mientras el Gobierno chino sigue negociando una solución e intenta frenar la escalada de una guerra comercial.
Anteriormente, ambas partes habían acordado discutir más a fondo la disputa sobre las importaciones de vehículos eléctricos de China, en medio de preocupaciones sobre los “subsidios injustos” de Pekín que podrían poner en riesgo el mercado interno europeo. En este contexto, el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, y el ministro del ramo de China, Wang Wentao, mantuvieron una conversación por videoconferencia este viernes en la que acordaron seguir negociando un posible aumento de los precios de las exportaciones de vehículos electrónicos a la UE.
Por otro lado, la Comisión ha asegurado que suspendería los aranceles en caso de llegar a un acuerdo con China en los próximos 5 años, pero no los cancelaría.
La tensión comercial entre la Unión Europea y China ha aumentado en las últimas semanas, sobre todo desde las impugnaciones, impuestas por Bruselas, ante la Organización Mundial del Comercio por las investigaciones que Pekin ha iniciado contras las importaciones europeas de brandy, productos de carne de cerdo y lácteos, en respuesta a los aranceles que ha anunciado la Comisión.