MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Los cambios impulsados para reducir a cero las emisiones en 2050 podrían afectar a un 20% del PIB mundial, según un informe llevado a cabo por la consultora McKinsey & Company.
El estudio, que lleva por título ‘Cero Emisiones Netas: lo que costaría, lo que podría aportar’, señala que los sectores más expuestos serían aquellos con productos u operaciones de altas emisiones, como la energía, la industria, la agricultura o la movilidad, que representan actualmente cerca del 20% del PIB mundial.
Según McKinsey, otro 10% del PIB corresponde a sectores cuyas cadenas de suministro tienen también altas misiones, como la construcción.
Tras analizar los sectores que producen el 85% de las emisiones de un total de 69 países, los autores del informe apuntan que el gasto de capital en bienes físicos podría ascender a unos 275 billones de dólares hasta 2050, lo que supondría un aumento de 3,5 billones de dólares con respecto al gasto anual actual.
BALANCE NETO POSITIVO DE 15.000 EMPLEOS
El informe también prevé que el mercado laboral sufra cambios debido a una reasignación de la mano de obra, con unos 200 millones de puestos de trabajo directos e indirectos ganados y 185 millones perdidos hasta 2050.
Según los expertos de McKinsey, los principales cambios se producirán en la fase inicial, por lo que la próxima década será decisiva.
Así, el gasto aumentaría hasta el 8,8% del PIB entre 2026 y 2030, desde el 6,8% actual, antes de caer, y los costes de producción de electricidad aumentarían a corto plazo, pero luego se reducirían desde su máximo.
En el caso de España, McKinsey asegura que estaría menos expuesta que otros países a los cambios necesarios para una transición a emisiones cero, ya que cuenta con un PIB per cápita alto y una economía basada en el sector servicios.
Por el contrario, países con menos ingresos y grandes recursos de combustibles fósiles, como Bangladesh, India, Kenia o Nigeria, se verían más afectados.
LOS HOGARES CON MENOS INGRESOS, LOS MÁS AFECTADOS
El documento constata que, en este periodo de transición, los hogares de bajos ingresos de todo el mundo podrían ser los más afectados “por el mayor coste de la electricidad a corto plazo y por los costes en los que pueden tener que incurrir para adquirir productos de bajas emisiones, como nuevas calefacciones o coches eléctricos”.
A pesar de los “costes y los riesgos” que supone la transición, la consultora concluye que los resultados “serían mucho peores si no se tomara ninguna medida”, según los expertos de McKinsey.
“Una transición bien coordinada reportaría dividendos, entre ellos el potencial de una disminución a largo plazo de los costes energéticos, la mejora de los resultados sanitarios y la conservación del capital natural”, destaca el informe.
El socio de McKinsey y líder de la práctica de sostenibilidad en España, Joseba Eceiza, ha asegurado que “la transición a cero emisiones netas equivaldrá a una enorme transformación económica” y ha añadido que “las acciones de empresas y gobiernos individuales, junto con el apoyo coordinado a los sectores, países y comunidades más vulnerables, podrían facilitar los ajustes económicos y sociales que serán necesarios”.