Un informe de McKinsey señala que la rentabilidad bancaria alcanzó en 2022 su máximo en 14 años, con un retorno esperado del capital del 12%
MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La inversión en deuda que respalde la transición hacia las cero emisiones contaminantes netas podría ofrecer a los bancos en 2030 un potencial de al menos 100.000 millones de dólares de ingresos anuales, según un informe de la consultora McKinsey & Company.
La duodécima edición del ‘McKinsey Global Banking Annual Review’ (‘Informe anual de la banca global’) muestra los contrastes en la evolución de los bancos al final de un año complejo, con más de la mitad afectados por una baja rentabilidad y escasas perspectivas de crecimiento, a pesar del crecimiento de los márgenes y de un capital más robusto.
João Paixão Moreira, socio senior de McKinsey & Company y líder de banca en España y Portugal, ha afirmado que 2022 fue “un año de transformación para el sistema bancario marcado por el incremento de las tasas de interés y la inflación, con impactos positivos en rentabilidad y márgenes en el corto plazo”.
“Sin embargo, el próximo año supondrá un desafío para la resiliencia de la industria y una necesidad de repensar su modelo de crecimiento de futuro”, ha advertido. Según la consultora, los bancos deben ser capaces de “mantener la resiliencia en el corto plazo mientras se acelera la transformación hacia un modelo de creación de valor sostenible”.
EN EL MERCADO DE BONOS, EL 11% SON SOSTENIBLES
En este sentido, el informe concluye que una de las oportunidades que tiene el sector actualmente es la financiación sostenible, que “ha pasado de ser casi inexistente hace cinco años a convertirse en un tema clave para los bancos”.
La emisión de deuda sostenible siguió creciendo en 2022, de manera que los bonos sostenibles representan ahora alrededor del 11% del volumen total del mercado de bonos y los préstamos sindicados relacionados con sostenibilidad suponen cerca del 13%.
Para 2030, se espera que la inversión en deuda que respalde la transición ‘net-zero’ pueda ofrecer a los bancos un potencial de al menos 100.000 millones de dólares de ingresos anuales, según McKinsey.
Joseba Eceiza, socio de McKinsey & Company que lidera el área de sostenibilidad en España y Portugal, ha apuntado que ahora el principal desafío es “cómo escalar las finanzas sostenibles”. “A pesar de los progresos acometidos, la banca está todavía infrainvirtiendo en las capacidades necesarias para satisfacer la demanda esperada de la financiación de la transición”, ha comentado.
DEFINICIONES Y MÉTRICAS DE LAS FINANZAS SOSTENIBLES
El estudio también destaca que las finanzas sostenibles están pasando de centrarse sólo en energías renovables a ampliar el enfoque hacia la transición energética. Sin embargo, añade que siguen existiendo muchas cuestiones que resolver en cuanto a estándares, transparencia y atribución del rendimiento para apoyar este sector.
Por ello, la consultora cree que, “para un despegue total, la financiación climática requerirá definiciones más claras y mejores métricas”. Además, apunta que, más allá de los instrumentos de deuda, existen numerosas oportunidades en banca de inversión, pymes, banca minorista y gestión de activos y patrimonios.
Alberto Gómez Pajares, socio de McKinsey & Company, ha indicado que la previsión para los próximos años es que la financiación de proyectos que favorezcan la transición, así como la financiación de las actividades verdes, “sean el foco principal de los esfuerzos bancarios, incentivado por el avance de la legislación europea para complementar la ratio de capital con ratio de activos verdes”.
PEORES PERSPECTIVAS PARA LOS BANCOS EUROPEOS
Por otro lado, el ‘Informe anual de la banca global’ recoge que la rentabilidad bancaria a nivel mundial alcanzó en 2022 su máximo en catorce años, con un retorno esperado del capital (RoE) del 12% y un crecimiento de los ingresos hasta los 6,5 billones de dólares, impulsado por un fuerte aumento de los márgenes netos a medida que aumentaron los tipos de interés.
Tras las recientes subidas en márgenes, el 35% de los bancos cuentan con un RoE por encima del coste de capital, aunque más de la mitad de los bancos del mundo continúan teniendo un RoE por debajo del coste de capital.
En su análisis, McKinsey también precisa que el sector bancario en su conjunto cotiza aproximadamente a x0,8 sobre su valor contable, frente al promedio de x2,7 de otros sectores, y más de la mitad de los bancos del mundo cotizan por debajo de su valor contable. Alrededor de la mitad de la brecha de valoración se debe a la baja rentabilidad del sector, mientras que la otra mitad se debe a la falta de crecimiento futuro.
Por otra parte, la consultora sostiene que la divergencia entre bancos se ampliará aún más: mientras que los de Asia-Pacífico pueden beneficiarse de una perspectiva macroeconómica más sólida, los bancos europeos se enfrentan a perspectivas más débiles. En caso de una larga recesión, estima que el retorno del capital de los bancos a nivel global podría caer al 7% para 2026 y por debajo del 6% para la banca europea.
La probable consecuencia de esto sería una mayor concentración del crecimiento en las economías emergentes de Asia, China, América Latina y en Estados Unidos, que, según las previsiones del informe, representarán alrededor del 80% de los 1,3 billones de dólares de crecimiento estimado de los ingresos mundiales entre 2021 y 2025.
EN ESPAÑA TAMBIÉN SE AMPLIARÁ LA BRECHA ENTRE BANCOS
Respecto a España, el estudio dice que, al igual que en el ámbito internacional, se ampliará la brecha entre unos bancos y otros. “Mientras que algunos bancos están muy cerca de cubrir el coste de capital o incluso de superarlo cómodamente, otras entidades siguen sin lograrlo. De igual forma, en España hay bancos cotizando por encima de su valor contable mientras otros cotizan a la mitad de su valor contable”, ha manifestado Paixão Moreira.
Asimismo, se espera que los ingresos operativos aumenten por el mayor margen de clientes y por el incremento más progresivo del coste de fondeo, el cual podría tener un impacto mayor de cara a 2024. Al mismo tiempo, continúa la tendencia a la baja en los costes operativos debido a la optimización del sector, pero las presiones inflacionarias podrían compensarlas a corto plazo.
Según Eceiza, “es indudable que la banca española se enfrenta a una desaceleración económica, pero esta vez España está mejor preparada para afrontarlo”, incluso si se compara con otros países europeos. “Los niveles de endeudamiento de las familias se han reducido considerablemente y los bancos han tenido una gestión cada vez más eficiente y prudente”, ha resaltado.
En cuanto al coste de riesgo, McKinsey prevé que aumente en 2023 a medida que crezca el desempleo y se produzcan incumplimientos, pero añade que las garantías del Instituto de Crédito Oficial (ICO) cubrirán una parte del impacto del aumento de provisiones. Por último, cree que medidas extraordinarias como la congelación de hipotecas para familias vulnerables y la aprobación del nuevo impuesto a la banca podrían erosionar el RoE hasta 2024.
En relación con la subida de los tipos de interés, Gómez Pajares ha afirmado que este nuevo escenario “debería ser visto por la banca como un viento de cola temporal” y que “considerarlo como la solución a una escasa rentabilidad estructural sería un gran error”.