Las reservas de gas de la Unión Europea están disminuyendo al ritmo más acelerado desde la crisis energética de hace tres años, impulsadas por un invierno más frío y una caída en las importaciones marítimas. Según datos de Gas Infrastructure Europe, el volumen almacenado ha caído cerca de un 19 % desde el final de la temporada de recarga en septiembre hasta mediados de diciembre, marcando un contraste significativo con los descensos de un solo dígito registrados en los dos años anteriores.
Dependencia de las reservas subterráneas
Este invierno, Europa ha recurrido más a sus reservas subterráneas para compensar la reducción en las importaciones de gas natural licuado y satisfacer una demanda creciente. “Europa ha tenido que depender mucho más de sus reservas subterráneas este invierno que en los dos últimos años”, comentó Natasha Fielding, directora de precios de gas europeo en Argus Media.
La disminución de las importaciones de GNL, sumada a la competencia por parte de compradores asiáticos atraídos por precios más bajos, ha obligado a los países europeos a agotar sus reservas más rápidamente. Este fenómeno no se observaba desde diciembre de 2021, cuando Rusia redujo el suministro de gas por gasoducto antes de la invasión a Ucrania.
Niveles de almacenamiento y precios
Actualmente, los depósitos de gas de la UE están al 75 % de su capacidad, una cifra que, aunque ligeramente superior al promedio de los últimos diez años, está lejos del 90 % registrado en el mismo periodo del año pasado. Los precios del gas en Europa, aunque significativamente más bajos que los picos de 2022, podrían subir el próximo año si el ritmo actual de vaciado dificulta la recarga de las instalaciones.
Los comerciantes ya anticipan precios más altos para el verano de 2025 en comparación con el invierno siguiente, reflejando el costo creciente de reponer las reservas. Además, la Comisión Europea exige que los países miembro llenen sus depósitos al 90 % de capacidad antes de noviembre, un objetivo que podría volverse más desafiante en este contexto.
Factores adicionales de demanda
El incremento en la retirada de reservas también responde a períodos de clima más frío, junto con los llamados Dunkelflaute, días en los que ni las turbinas eólicas ni los paneles solares generan suficiente energía. Estos factores han llevado a un aumento en el uso de gas para la generación eléctrica.
En paralelo, la demanda industrial de gas ha mostrado signos de recuperación. En nueve países del noroeste de Europa, el consumo industrial aumentó un 6 % interanual entre enero y noviembre, según Anne-Sophie Corbeau, investigadora de la Universidad de Columbia, en Financial Times.
Desafíos geopolíticos y futuros suministros
A nivel geopolítico, el suministro de gas a la UE enfrenta tensiones adicionales. Estados Unidos, el mayor proveedor de GNL a la región, ha presionado a la UE para que incremente sus compras de hidrocarburos estadounidenses bajo amenaza de imponer aranceles. Por su parte, Qatar, tercer proveedor de GNL, ha advertido con detener sus envíos si se aplican estrictamente nuevas normativas europeas relacionadas con emisiones de carbono y derechos humanos.
En el horizonte, se perfila otro desafío: el posible fin de las importaciones de gas ruso a través de Ucrania cuando expire el actual acuerdo de tránsito a finales del próximo año. Aunque esta ruta representa solo el 5 % de las importaciones totales de gas de la UE, cada volumen adicional será crucial para la recarga de las reservas en 2025.
Países más afectados
Algunos países europeos están experimentando un agotamiento más rápido de sus reservas. En los Países Bajos, los volúmenes almacenados han caído un 33 % desde el inicio del invierno, mientras que en Francia la disminución ha sido del 28 %.
Aunque la situación aún no genera alarma inmediata, Andreas Guth, secretario general de Eurogas, señaló que cualquier interrupción adicional podría impactar la capacidad de Europa para afrontar la próxima temporada de recarga: “Cada volumen marginal [de gas] marcará una diferencia”.
Mirando hacia el futuro
Con las reservas en descenso, la competencia global por el GNL y las tensiones geopolíticas en aumento, Europa enfrenta un complejo desafío para mantener la estabilidad energética mientras equilibra el acceso al suministro con los compromisos ambientales y sociales. La próxima temporada de recarga será crucial para determinar si el bloque puede evitar otra crisis energética.