Claves del día de Jose Antonio Vizner
Sigue la reunión climática COP29 y mantiene su mensaje apocalíptico; sin embargo, parece que desvía la culpa. Keir Starmer ha dado un giro al discurso poniendo punto y final a las políticas de control climático de las élites. El mundo está cambiando y el ciudadano empieza a penalizar los comportamientos de la clase política en las urnas, harto de los sinsentidos de las élites.
En Estados Unidos, mientras tanto, Elon Musk ha sido nombrado para encabezar iniciativas de recorte presupuestario, coincidiendo con el aumento de la inflación que sigue afectando al país. Aunque el incremento sea leve, la realidad es que el empuje en los costos energéticos continúa, y esto, unido a la sensación de euforia en torno a Donald Trump y sus propuestas, marca una transición hacia una política de austeridad que busca ser un contrapeso al gasto público de los últimos años. Trump plantea un cambio drástico a través de su recién anunciado “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, prometiendo acabar con lo que él y sus seguidores perciben como abusos de los recursos por parte de los demócratas. Esta administración no solo promete recortar, sino que promete ser completamente transparente en los gastos públicos, con Musk asegurando que todas las acciones y recortes serán publicados en línea para revisión pública.
Lo interesante es la promesa de Musk de hacer un “ranking” de los gastos más absurdos con dinero de los impuestos, lo que plantea una iniciativa sin precedentes de vigilancia ciudadana sobre el gasto público. Esto genera tanto expectativa como polémica: ¿realmente será capaz de transformar el sistema? Los seguidores de Trump y Musk creen que sí. Para muchos, esto significa ver al gobierno hacerse cargo de cada dólar de los contribuyentes, lo cual debería haber sido la norma desde siempre. La pregunta clave es si esta nueva dinámica podrá sostenerse en el tiempo sin enfrentar obstáculos legales o de resistencia interna.
Por otro lado, el futuro económico de Europa y su moneda también se encuentra en una encrucijada. Con la paridad del euro frente al dólar en el horizonte, analistas y grandes bancos, como Barclays y Nomura, anticipan un escenario desfavorable para la moneda europea, que podría caer por debajo del dólar si la agenda de Trump se ejecuta en su totalidad y si Europa no responde de manera contundente. Varios analistas, como Mark McCormick de TD Securities y George Saravelos de Deutsche Bank, advierten que sin un plan europeo claro, el euro podría llegar a niveles de 0,94 o incluso menos.
En resumen, estamos frente a una etapa de reconfiguración de prioridades globales, donde los ciudadanos parecen exigir resultados concretos y transparencia en la gestión del dinero público. La atención se centra ahora en cómo evolucionarán estas propuestas en el escenario global y, sobre todo, en si las élites políticas se adaptarán a estas demandas de cambio que parecen estar en el corazón del nuevo ciclo político.