Claves del día de Jose Antonio Vizner
El 20 de enero marca la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y, con ello, el inicio de un mandato que promete redefinir las dinámicas globales, desde la guerra en Ucrania hasta las relaciones con China. Los líderes europeos, aunque cautelosamente optimistas, comienzan a ver a un presidente más pragmático de lo que anticipaban. Tras conversaciones privadas, muchos han concluido que Trump no abandonará a Ucrania; y algunos, como Mark Rutte, hablan incluso de la necesidad de una OTAN más fuerte que no dependa exclusivamente de Estados Unidos. La expansión de la alianza se perfila como una jugada clave para repartir las responsabilidades de defensa.
Sin embargo, la incertidumbre persiste. ¿Trump seguirá comprometido con los principios que han guiado la política exterior estadounidense en las últimas décadas? ¿O redefinirá las reglas del juego a su manera impredecible? Europa se prepara para un equilibrio delicado entre esperanza y escepticismo.
China, TikTok y Elon Musk: el puente que no se quiere romper
Mientras tanto, en otro frente estratégico, China considera vender las operaciones estadounidenses de TikTok a Elon Musk. Según Bloomberg, ByteDance prefiere resistir la prohibición que Trump ha planteado, pero también contempla soluciones alternativas. Musk, siempre oportunista, podría ser el beneficiario de esta crisis… aunque ByteDance ha desmentido esas informaciones. No es solo una cuestión de redes sociales; es un símbolo de la tensión tecnológica entre dos superpotencias. Un movimiento similar podría extenderse a Europa, sugiriendo un esfuerzo chino por tender puentes hacia Occidente.
La relación entre Estados Unidos y China no se resolverá fácilmente. Algunos ven inevitable el momento en que la economía china supere a la estadounidense, pero Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, es más escéptico. Afirma que ese sorpasso económico no es probable. Tal vez no veamos un cambio total de liderazgo económico global, pero sí una transformación del paradigma internacional que ya está en marcha.
El juego del petróleo y la energía: los ganadores y los engañados
La energía es otro tablero de ajedrez en este juego geopolítico. Estados Unidos, gracias al fracking y su capacidad de exportación de gas natural, se consolida como el gran ganador. Europa, mientras tanto, compra su energía a precios exorbitantes, alimentando una dependencia que, se nos asegura, es necesaria para evitar apoyar a Rusia. Pero la realidad nos traiciona: un cargamento de gas natural licuado ruso ha llegado a España, a pesar de las sanciones impuestas por Occidente.
¿Cómo es posible? ¿No se suponía que las sanciones eran absolutas? Parece que siempre hay excepciones para aquellos que pueden pagar el precio correcto. Y aquí es donde me siento obligado a expresar mi indignación: los ciudadanos europeos estamos pagando un 35% más por nuestra energía, mientras las flotas de oligarcas navieros griegos siguen llenando sus bolsillos.
Esto no es defensa ni estrategia: es un fracaso político. Los esfuerzos de nuestra industria se desangran por políticas exteriores que nos traicionan. Mientras Europa paga el precio de las guerras de otros, los beneficios fluyen hacia los mismos de siempre. Nos están tomando el pelo y cada día que pasa sin una respuesta firme solo profundiza nuestra dependencia y vulnerabilidad.
Europa debe despertar antes de que sea demasiado tarde.