MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha identificado aspectos susceptibles de mejora en la futura normativa aplicable a la contratación y a las declaraciones obligatorias en el sector lácteo.
En concreto, en la regulación del precio del contrato entre productor y transformador, señala que, sin cuestionar que la información publicada por las diferentes administraciones implicadas pueda ser de utilidad para concretar parámetros objetivos, verificables, identificables y reproducibles por las partes, debe subrayarse la necesidad de garantizar la libre voluntad de elección de las partes a este respecto, tanto a la hora de establecer precios variables como de mecanismos de revisión de los precios fijos en los contratos.
Asimismo, el organismo presidido por Cani Fernández ha recomendado establecer de buena fe las cautelas debidas para ajustar los precios ante cambios en los precios de los insumos, evitando que los costes queden por debajo de los precios durante largos periodos de tiempo, con el fin de conciliar la obligación de que los precios no sean inferiores a los costes e introducir mayor seguridad jurídica en los contratos de precio fijo.
Respecto a las declaraciones obligatorias de los primeros compradores de leche y productores de leche, la CNMC ha reiterado la recomendación, a la luz de la normativa de la Unión Europea, de adoptar cautelas para que las obligaciones de información no presenten un excesivo grado de desagregación.
La CNMC ha publicado el informe sobre el proyecto de Real Decreto por el que se modifican diferentes normas relativas a las condiciones de contratación, el reconocimiento de las organizaciones de productores y a las declaraciones obligatorias a realizar por productores y compradores en el sector lácteo.
En este contexto, ha reconocido tanto la relevancia social, económica y estratégica del sector agroalimentario, como la vulnerabilidad del mismo por diferentes factores.
Entre ellos se encuentran la atomización de los agentes que intervienen en las distintas fases (producción, transformación y distribución), la estacionalidad en el mercado, la volatilidad de los costes de producción o el carácter perecedero de muchos de sus productos.
La CNMC reconoce que en la cadena alimentaria se producen desequilibrios y prácticas comerciales desleales que producen pérdidas de eficiencia y competencia.
En este sentido, una de las formas más eficaces de luchar contra las prácticas comerciales desleales, según la CNMC, es intervenir sobre los factores que favorecen la existencia de desequilibrios en el poder de negociación entre las partes, favoreciendo un mayor tamaño de los productores y la remoción de las barreras a la apertura y a la operación de establecimientos de distribución alimentaria minorista.