Claves del día con Jose Antonio Vizner
Sigue la tensión en el Líbano, aunque parece que hoy podría conseguirse una tregua; así lo pedía el secretario general de la ONU, António Guterres, en un llamamiento global que busca evitar una guerra total. El organismo internacional, junto a Estados Unidos, Reino Unido y Francia intentan fraguar un plan que evita la invasión israelí del Líbano.
Mientras tanto, el precio del petróleo está cayendo, pero curiosamente, esta vez la tensión geopolítica no parece ser la causa principal. Arabia Saudí ha dejado de lado su objetivo de mantener el barril a 100 dólares, y tanto el West Texas como el Brent están viendo caídas. En este contexto, el mercado comienza a jugar a la baja, lo que podría traer consecuencias inesperadas en los próximos meses.
En Ucrania, la situación sigue siendo crítica. Aunque el país busca la paz, parece que la única vía que contempla es obligar a Rusia a ceder. Sin embargo, el presidente Putin ha dejado claro que la doctrina nuclear de Rusia está lista para cualquier amenaza. Putin ha advertido que cualquier ataque contra Rusia o Bielorrusia, incluso de un país no nuclear apoyado por uno con armas nucleares, será considerado una agresión conjunta. Esta actualización de la doctrina nuclear rusa solo aumenta la sensación de inestabilidad en la región y en el mundo.
Pero Europa tiene sus propios problemas. La prohibición del motor de combustión interna está empezando a sentirse como una “crisis grave”, al menos según Italia. El Ministro de Industria italiano ha sido contundente al señalar que la hoja de ruta del Green Deal no es sostenible, y los datos del colapso del mercado de vehículos eléctricos en Europa parecen darle la razón. Esto es solo el comienzo, según el ministro, quien advierte que se perderán millas de empleos y que la transición energética podría terminar siendo tan dependiente de China como lo fue del petróleo ruso.
Es una ironía amarga. Europa se ha liberado de la dependencia de los combustibles fósiles rusos solo para caer en otra, esta vez de los materiales críticos controlados por China. Si queremos tecnología para la transición verde y no nos atrevemos a explotar propios recursos como el litio, ¿cómo prevemos ser autosuficientes? Estamos tomando decisiones que, lejos de liberarnos, nos vuelven a encadenar.
Y como siempre, el ciudadano común será quien pague el precio de los errores de quienes están en el poder. Estamos viendo como los agricultores y los trabajadores empiezan a movilizarse, un reflejo del descontento que crece por toda Europa. Parece un eco de la era de la industrialización, donde las grandes decisiones sobre cambios de modelo económico siempre terminan afectando a los más vulnerables.
Mientras tanto, China sigue avanzando. Están dispuestos a inyectar 142.000 millones de dólares en su economía, arriesgándose a una mayor inflación, pero con el objetivo claro de seguir creciendo. Es una lección que el resto del mundo debería considerar, porque al final, China siempre sabe exactamente en qué se está invirtiendo cada céntimo.