MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
La junta del poderoso sindicato IG Metall, el mayor de Alemania, ha recomendado a los comités exigir subidas salariales del 7% al 8% en la industria metalúrgica y eléctrica de cara a la ronda de negociaciones colectivas que tendrá lugar a partir de septiembre, lo que supondría las mayores alzas salariales en 13 años para paliar el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los trabajadores germanos.
Sobre la base de esta recomendación, las comisiones regionales de negociación colectiva formularán sus propias demandas el próximo 30 de junio y el 11 de julio de 2022 se aprobará la demanda final del sindicato para la negociación colectiva que comenzará en septiembre y que afecta casi 4 millones de empleados de la industria metalúrgica y eléctrica.
Desde el sindicato alemán se ha destacado que el último aumento efectivo de los salarios en la industria metalúrgica y eléctrica tuvo lugar en abril de 2018, ya que, desde entonces, la negociación colectiva se ha centrado principalmente en asegurar los puestos de trabajo durante la pandemia.
“Demostramos repetidamente sentido común y responsabilidad. Después de cuatro años, los empleados se han ganado un aumento decente en sus escalas salariales”, declaró Jörg Hofmann, presidente primeros de IG Metall, para quien es tarea de los políticos intervenir para controlar la inflación.
“No podemos compensar las tasas actuales solo con la negociación colectiva”, añadió, subrayando que “a diferencia de las empresas, los empleados no pueden trasladar el aumento de precios”.
El índice de precios al consumo (IPC) de Alemania se situó en el 7,9% en el mes de mayo, lo que supone la cifra más elevada de toda la serie histórica, que se inició en 1991 tras la reunificación del país, y la mayor subida de los precios desde finales de 1973 en la antigua Alemania Federal, según Destatis, la oficina alemana de estadística germana.
Excluyendo los precios de la energía, la tasa de inflación de Alemania se situó en el 4,5% en mayo de 2022, mientras que al dejar fuera también los alimentos, la tasa de inflación subyacente fue del 3,8%. De su lado, la tasa armonizada, utilizada por Eurostat, fue del 8,7%.