El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se dirigió a la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático este martes y abrió el segmento de alto nivel declarando que la “revolución de energías ya está aquí. Ningún grupo, ninguna empresa ni ningún gobierno pueden detenerla”. En su discurso, calificó de “absurda” la inversión continua en combustibles fósiles, destacando la urgente necesidad de enfrentar el cambio climático.
Esta mensaje contrasta con las declaraciones del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, quien acoge la cumbre este año en su país. Al inaugurar el evento, defendió la importancia de los combustibles fósiles, principal motor económico de su país. En su opinión, los combustibles fósiles son un “regalo de Dios” y ha afirmado que los países “no deben sentirse culpables” de poseer recursos naturales como el petróleo y el carbón.
Por su parte, Guterres exhortó a los líderes mundiales a “escuchar el tic-tac del reloj” que simboliza la inminente crisis climática. “Estamos en la cuenta atrás final para limitar el aumento de la temperatura global a solo 1,5 grados. Y el tiempo no está de nuestro lado”, enfatizó. Igualmente, argumentó que los desastres de 2024 son apenas una muestra de lo que vendrá si no se actúa con urgencia: “Familias huyendo ante la llegada de un huracán, biodiversidad destruida por el calor del mar, trabajadores muriendo por las temperaturas extremas, inundaciones arrasando comunidades enteras, niños yéndose a dormir con hambre mientras las sequías destruyen los cultivos”, detalló, agregando que “ningún país se salva” de los desafíos climáticos.
Alrededor de ochenta líderes asistirán a al cumbre en Bakú y presentarán sus discursos durante este martes y miércoles. Sin embargo, el bloque de los seis grandes emisores globales -China, Estados Unidos, India, la UE, Rusia y Brasil- apenas estará representado. Entre los principales líderes de la UE que sí asisten se encuentran el presidente español Pedro Sánchez, la presidenta de Italia Giorgia Meloni y el primer ministro británico Keir Starmer, junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; aunque no estará la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Fuera de la UE, los líderes de China, Estados Unidos, India , Rusia y Brasil tampoco asistirán.
La ausencia de estos líderes no implica necesariamente una falta de participación en las negociaciones, pero sí refleja la limitada prioridad que algunos de estos países otorgan a la lucha contra el cambio climático en el actual contexto internacional. Además, el temor a que la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca suponga un reto a esta lucha es una posibilidad que está muy presente. En esta misma línea, Guterres también ha destacado que en esta lucha climática “todos los países deben hacer su parte, peor el G20 (encabezado por Brasil) debe liderar”.
Uno de los puntos clave de la cumbre será alcanzar un nuevo objetivo de financiación climática. Este compromiso tiene como propósito que los países con más recursos apoyen a las naciones con menos ingresos, permitiéndoles limpiar sus sistemas energéticos de gases de efecto invernadero. Dada la magnitud del desafío financiero, Guterres ha subrayado la necesidad de explorar fuentes de financiamiento innovadoras “más allá de los gobiernos” y sugirió medidas como “los gravámenes sobre el transporte marítimo, la aviación y la extracción de combustibles fósiles”.
A finales del mes de octubre, la Agencia Internacional de la Energía pronosticó que la demanda de petróleo, gas y carbón alcanzará su punto máximo a finales de esta década. En este contexto, durante este primer día la cumbe ha logrado un acuerdo técnico fundamental para implementar un mercado mundial de carbono respaldado por la ONU, que podría financiar proyectos multimillonarios destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.