La guerra comercial entre Estados Unidos y China parece dividirse en dos posibles caminos, según Alicia García Herrero, economista jefa para Asia Pacífico en Natixis. “Solo hay dos opciones” , explica, ambas con importantes implicaciones para Europa
Escenario 1: El desacoplamiento total
El primer escenario contempla un “desacoplamiento total” entre las economías de Estados Unidos y China. Esto implicaría que Washington reduciría sus importaciones desde China. Según García Herrero, Europa podría asumir un doble papel en esta situación. Mientras EE.UU. desvincula su economía de China, los países europeos tendrían la oportunidad de “ganar espacio en el comercio internacional”, ocupando el lugar de los productos chinos en el mercado estadounidense.
No obstante, este diseño plantea riesgos para Europa, particularmente si la Unión Europea opta por participar activamente en una confrontación económica contra China o Estados Unidos. “No sé a quién se le ha ocurrido la idea de una guerra comercial Europa-EE.UU.” , comenta García Herrero, sugiriendo que tal estrategia sería contraproducente.
Escenario 2: Un acuerdo comercial entre EE.UU. y China
La segunda posibilidad sería que Donald Trump, en su regreso a la Casa Blanca, cierre un acuerdo comercial con China. Alicia García Herrero advierte de que, si bien esto podría aliviar tensiones entre ambas potencias, Europa podría terminar “pagando los platos rotos del acuerdo EE.UU.-China”, ya que sus intereses comerciales quedarían relegados.
El triángulo del mal y la crisis inflacionaria
En este contexto, la crisis inflacionaria que afecta a Estados Unidos tiene un papel clave. Herrero describe la situación como un “triángulo del mal” , compuesto por aranceles, deportaciones masivas y una política fiscal agresiva por parte de la Administración Trump. Esto, combinado con un posible aumento en los precios de la energía, podría agravar la inflación en EE.UU.
En Europa, las dinámicas inflacionarias parecen depender de más factores externos, como una posible tensión en Taiwán o en el mar del Sur de China. “Solo con la energía y la subida del precio no se consigue la inflación, al menos en Alemania”, sostiene García Herrero, subrayando que los efectos sobre Europa serían más limitados, salvo que surjan nuevos cuellos de botella en la producción.
Reflexión final
La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue siendo un juego de alto riesgo con repercusiones globales. Europa, en medio de esta disputa, deberá maniobrar cuidadosamente para proteger sus intereses económicos y evitar convertirse en un daño colateral en la lucha entre las dos superpotencias.