General Motors (GM) lidera la lista de fabricantes de automóviles que exportan vehículos desde México hacia Norteamérica. Durante los primeros seis meses de este año, las 10 principales armadoras con plantas en México produjeron en conjunto 1,4 millones de vehículos, de los cuales el 90% se destinó al mercado estadounidense, según datos de la Asociación Mexicana de Comercio Automotriz. Se estima que GM importará más de 750,000 vehículos desde Canadá y México este año, la mayoría fabricados en suelo mexicano, de acuerdo con la firma de análisis GlobalData.
El plan del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un impuesto del 25% a todas las importaciones provenientes de México y Canadá podría tener un impacto significativo en los resultados de las automotrices estadounidenses, especialmente General Motors, y provocar un aumento en los precios de SUV y camionetas para los consumidores estadounidenses.
Kenneth Smith Ramos, exnegociador jefe de México para el tratado T-MEC, advirtió que esta medida podría perjudicar a Estados Unidos tanto como a sus socios comerciales en América del Norte. “Estados Unidos se estaría disparando en el pie”, afirmó. Asimismo, señaló que el impacto en la industria automotriz mexicana sería “muy negativo”.
Otras automotrices estadounidenses también podrían verse afectadas. Ford y Stellantis, los principales productores en México después de GM, enfrentarían consecuencias similares. En este contexto, las acciones de GM cayeron al día siguiente del anuncio arancelario de Trump.
Además de la fabricación de vehículos, el sector de autopartes también sufriría un golpe considerable. México y Canadá representan más del 50% de todas las autopartes exportadas a Estados Unidos, con un valor que supera los 100,000 millones de dólares. Por lo tanto, los aranceles incrementarían los costos de producción de todos los vehículos ensamblados en Estados Unidos.
China advierte sobre las consecuencias de una guerra arancelaria
Los medios estatales chinos han advertido al expresidente Trump que su propuesta de aplicar aranceles adicionales a productos chinos, bajo el pretexto de los flujos de fentanilo, podría desencadenar una guerra comercial mutuamente destructiva entre las dos economías más grandes del mundo.
“No hay ganadores en las guerras arancelarias. Si Estados Unidos sigue politizando las cuestiones económicas y comerciales y usa los aranceles como arma, ninguna de las partes saldrá indemne”, señalaron portavoces de medios oficiales como China Daily y Global Times en declaraciones emitidas este martes.
Durante su primer mandato, Trump desató una guerra comercial que desestabilizó las cadenas de suministro globales, incrementó la inflación y elevó los costos de endeudamiento, perjudicando a todas las economías involucradas.
Gao Lingyun, analista de la Academia China de Ciencias Sociales en Pekín, comentó al Global Times: “China ya tiene un modelo para manejar políticas arancelarias estadounidenses anteriores. Usar cuestiones antinarcóticos como pretexto para imponer aranceles a productos chinos es insostenible y carece de fuerza persuasiva”, añadió.
Ante este contexto, la mayoría de los economistas prevén que Pekín necesitará implementar más estímulos económicos para impulsar el crecimiento y contrarrestar las presiones sobre las exportaciones.