La política francesa ha sido sacudida por la destitución del primer ministro Michel Barnier, tras la histórica moción de censura aprobada este miércoles por la Asamblea Nacional. El inesperado desenlace deja en el aire múltiples interrogantes sobre el futuro del gobierno del presidente Emmanuel Macron y la estabilidad política de Francia.
El gobierno de Barnier cayó este miércoles, apenas tres meses después de su nombramiento por Macron. La moción de censura, impulsada por el bloque de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP)y por la extrema derecha Agrupación Nacional (RN), obtuvo una contundente mayoría de 331 votos, superando los 288 necesarios para derribar al gobierno.
Macron aceptó este jueves la dimisión de Barnier y le encargó gestionar los asuntos de actualidad hasta que se designe un sucesor. “Michel Barnier se encargará, junto con los miembros del Gobierno, de la gestión de los asuntos de actualidad hasta el nombramiento de un nuevo Gobierno”, precisa el texto de la presidencia francesa.
Se trata de la primera vez desde 1962 que un primer ministro es destituido mediante una moción de censura en Francia. Además, Barnier se convirtió en el jefe de gobierno con el mandato más breve en la historia moderna del país, tras apenas 90 días en el cargo. Macron tiene que elegir al sucesor de Barnier, un proceso que podría extenderse hasta el próximo año.
La fractura del gobierno francés
La caída del gobierno de Barnier se originó este lunes, cuando no logró asegurar el respaldo parlamentario para aprobar su proyecto de ley de presupuesto de seguridad social para 2025. En respuesta, Barnier activó el artículo 49.3 de la Constitución francesa, que permite aprobar una ley sin votación parlamentaria. Este recurso provocó la inmediata reacción del NFP y la RN, que presentaron sendas mociones de censura contra el Ejecutivo.
El proyecto de presupuesto proponía un ahorro de 60.000 millones de euros para reducir el elevado déficit del país. Sin embargo, su rechazo acentuó las tensiones entre el gobierno y la oposición, que consideró las medidas demasiado severas para los trabajadores. La situación culminó en la aprobación de la moción de censura, poniendo fin a semanas de disputas presupuestarias.
La incertidumbre política coloca a Francia en una situación crítica. Existe el riesgo de terminar el año sin un gobierno estable ni un presupuesto para 2025. Aunque la Constitución prevé medidas especiales para evitar un cierre gubernamental al estilo estadounidense, donde los empleados públicos quedan sin salario, las soluciones provisionales serían limitadas.
Entre las opciones están la renovación de emergencia del presupuesto de 2024 o el uso de poderes especiales para aprobar por decreto el presupuesto de 2025. Sin embargo, ambas alternativas conllevan riesgos legales y un alto costo político.
Macron, en el centro de la tormenta
La crisis también refleja el debilitamiento de la posición de Emmanuel Macron, quien se enfrenta a crecientes llamados a renunciar tras su decisión de convocar elecciones anticipadas en junio. Aunque tiene mandato hasta 2027 y no puede ser destituido, su gestión ha quedado seriamente cuestionada.
Una encuesta realizada tras la moción de censura reveló que el 64% de los votantes desean su dimisión. Marine Le Pen, líder de la RN, criticó duramente al presidente en una entrevista con TF1: “El principal responsable de esta situación es Emmanuel Macron. La disolución del Parlamento y la censura del gobierno son consecuencia directa de su política y de la desconexión con los franceses”.
Con el gobierno de Barnier censurado, Francia se adentra en un territorio desconocido, enfrentando 2024 sin una administración estable ni un presupuesto definido para el próximo año. Aunque la Constitución otorga a Macron margen de maniobra para evitar la ingobernabilidad, el escenario actual pone a prueba los límites de la política francesa en una de las crisis más graves del siglo.