Es la conclusión a la que han llegado los planificadores militares de la OTAN después de evaluar la situación: Europa adolece de grandes deficiencias en defensa y solucionarlas costará tiempo y mucho dinero.
Según publica Reuters, los países miembros de la Alianza acordaron, en 2023, reformar sus capacidades de defensa, la mayor actualización en 30 años, por miedo a una extensión de la agresión rusa. Los expertos han estado evaluando, desde entonces, los requisitos que permitirán cumplir los objetivos previstos, ya enviados a los correspondientes ejecutivos de cada país. En el plan se detalla que los objetivos deberían convertirse en vinculantes para los gobiernos aliados, con el fin de garantizar la defensa de Europa en otoño de 2025.
Las deficiencias detectadas cubren muchas áreas: escasez de defensas aéreas y misiles de largo alcance, escasez de tropas y municiones, problemas logísticos o inexistencia de comunicaciones digitales seguras en el campo de batalla, entre otras.
La OTAN aún no se ha pronunciado sobre la estimación de los costos de la actualización requerida, pero todo apunta a que serán muchos miles de millones de dólares. Y todo queda pendiente del resultados de las elecciones en Estados Unidos. Esta misma semana, los asistentes de Trump empezaron a estudiar solicitar a los estados de la Alianza un aumento del presupuesto de defensa, del 2% al 3%, una subida que ya la misma OTAN preveía; el secretario de Defensa de Reino Unido, John Healey, apuntaba que, independientemente de quién gane las elecciones, el interés estadounidense irá trasladándose al indopacífico, por lo que la defensa de Europa recaerá en mayor medida sobre los países del Viejo Continente.