El invierno en Europa ha llegado con fuerza, trayendo consigo desafíos energéticos críticos. Mientras el continente lidia con temperaturas bajo cero y nevadas generalizadas, la combinación de una crisis energética prolongada y una demanda de calefacción en aumento amenaza con desbordar las reservas de gas antes del próximo invierno. Este escenario subraya la urgencia de asegurar suministros alternativos de gas natural licuado para evitar una crisis aún mayor.
Temperaturas gélidas y alerta climática
Francia, Alemania y el sur del Reino Unido registraron temperaturas significativamente inferiores a la media esta semana. Las montañas alpinas enfrentaron mínimas extremas de hasta -20 °C en estaciones como Tignes, mientras que alertas de avalanchas y hielo se sumaron a los riesgos climáticos. En Albania, la nieve dejó incomunicadas a aldeas enteras, provocando el cierre de 77 escuelas y movilizando al ejército para asistencia de emergencia. Paralelamente, las previsiones indican un clima inusualmente cálido en la región nórdica, donde Helsinki espera temperaturas 8 °C por encima de lo normal.
Reservas de gas bajo presión
En este contexto, y a pesar de haber comenzado el invierno con reservas suficientes, Europa podría enfrentar un déficit energético sin precedentes. La dependencia del gas ruso, que alguna vez abasteció a más de la mitad de Alemania, se ha visto severamente afectada por la guerra en Ucrania y las sanciones internacionales. Con la terminación de los flujos a través de Ucrania, el continente debe competir ferozmente por cargamentos de GNL, desplazando suministros destinados a Asia y América del Sur.
Una lucha global por el GNL
El déficit de gas ruso impulsa la demanda de GNL, encareciendo los precios a niveles que muchos países en desarrollo no pueden afrontar. Egipto, que pasó de exportador a importador, enfrenta escasez de energía en verano, mientras que India y Bangladesh luchan por asegurar contratos asequibles. En América del Sur, Argentina podría verse forzada a entrar en la pugna por el GNL para abastecerse durante su invierno.
Los mercados apretados provocan volatilidad adicional. Según expertos, problemas climáticos extremos o interrupciones en la producción podrían agravar la escasez. La competencia ya ha elevado los futuros de gas en Europa a precios tres veces superiores a los niveles previos a la crisis.
El futuro del mercado energético
El alivio podría llegar a partir de 2026, cuando nuevos proyectos de producción en Estados Unidos y Qatar entren en operación. Se espera que estas expansiones añadan hasta 175 millones de toneladas de GNL para 2030, estabilizando el mercado y reduciendo precios. Sin embargo, a corto plazo, Europa dependerá de medidas urgentes para evitar cortes de suministro y sostener su industria, en un contexto de crecientes costos y desafíos económicos.