La aspiración del presidente ucraniano Volodimir Zelensky de que su país reciba una invitación inmediata para unirse a la OTAN se ha encontrado con resistencia por parte de miembros clave de la alianza. Washington y Berlín, dos de los actores más influyentes, están ralentizando el proceso, según informaron fuentes diplomáticas y oficiales de la OTAN. A pesar de que Ucrania sigue luchando contra la invasión rusa, la adhesión a la alianza sigue siendo un tema complejo, con importantes capitales europeas manteniendo cautela sobre los riesgos de un conflicto directo con Rusia.
Zelensky ha reiterado que la entrada en la OTAN es un elemento crucial de su “plan de victoria” para Ucrania. Si bien acepta que la adhesión formal solo sería viable una vez que la guerra con Rusia haya terminado, el líder ucraniano considera que es “fundamental” que el país reciba una invitación mientras el conflicto sigue activo. Sin embargo, los principales aliados de la OTAN no comparten la urgencia de Zelensky, debido al temor de verse arrastrados directamente a una guerra con Moscú.
Julianne Smith, la embajadora saliente de Estados Unidos ante la OTAN, aclaró la postura de su país en una entrevista reciente, afirmando que la alianza “no está preparada para ofrecer a Ucrania una invitación en este momento”. Esta posición también refleja las preocupaciones de Alemania, uno de los principales proveedores militares de Ucrania. Aunque Zelensky ha reconocido públicamente su buena relación con el canciller alemán Olaf Scholz y ha elogiado el apoyo militar que Alemania ha brindado, admitió que Berlín es escéptico respecto a una invitación rápida a la OTAN. “Agradezco su ayuda, pero el hecho de que Alemania sea escéptica sobre nuestra adhesión a la OTAN es un hecho”, afirmó Zelensky, agregando que Estados Unidos podría jugar un papel determinante en influir en la postura alemana.
Sin embargo, Alemania y Estados Unidos no están solos en esta reticencia. Otros países como Hungría y Eslovaquia también se oponen a la idea, aunque desde una perspectiva más alineada con el Kremlin. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha bloqueado fondos de la Unión Europea destinados a armar a Ucrania, y describió el plan de victoria de Zelensky como “aterrador”. Por su parte, Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, ha advertido que permitir que Ucrania se una a la OTAN sería “una base para una tercera guerra mundial”.
Además de estos actores claramente opuestos, hay otros países de la OTAN que adoptan una postura más ambigua, como Bélgica, Eslovenia y España. Estos gobiernos, aunque apoyan a Ucrania de forma general, prefieren mantenerse en segundo plano y seguir el liderazgo de Estados Unidos y Alemania, según indican fuentes internas de la OTAN. “Apoyan en abstracto, pero una vez que se acerque el momento de materializar la invitación, comenzarán a mostrar su rechazo”, indicó uno de los diplomáticos de la alianza.
A pesar de estas divisiones, algunos países como Polonia y las naciones bálticas siguen siendo firmes defensores de la integración de Ucrania en la OTAN. El primer ministro polaco, Donald Tusk, reiteró durante una cumbre de la UE su apoyo a que Ucrania reciba una “perspectiva abierta” para su futura membresía. Sin embargo, el bloque de influencia de Berlín y Washington sigue prevaleciendo, imponiendo un enfoque más moderado y cauto.
El canciller alemán Scholz dejó claro durante una visita reciente del presidente estadounidense Joe Biden a Berlín que la prioridad es evitar que la OTAN se involucre directamente en la guerra con Rusia, para prevenir una catástrofe mayor. Al mismo tiempo, los funcionarios han intentado subrayar que, tanto Estados Unidos como Alemania, no descartan una eventual adhesión de Ucrania a la alianza. La posición de la administración Biden es que la entrada de Ucrania solo sería viable una vez que la guerra haya terminado, aunque no se ha establecido un calendario específico para evitar provocar a Moscú.
Es importante destacar que cualquier futura oferta de adhesión también estaría condicionada a que Ucrania realice reformas clave, especialmente en la lucha contra la corrupción, según indicó un alto funcionario estadounidense. La administración Biden, aunque ha sido crucial para revitalizar la OTAN y ha liderado el apoyo militar a Ucrania, cree que la mayoría de las capitales europeas no estarían dispuestas a aceptar una rápida integración de Ucrania en la alianza.
Por último, la Casa Blanca no se sorprende ante la posibilidad de que Zelensky intensifique su campaña de presión para obtener un compromiso más firme de la OTAN, especialmente con las elecciones presidenciales de Estados Unidos a la vuelta de la esquina. Existe el temor de que, si Donald Trump gana, el apoyo a Ucrania podría verse drásticamente reducido, lo que complica aún más la ya delicada situación internacional.