La cumbre del G20 en Rio de Janeiro, encabezada por el presidente Lula da Silva, se lleva a cabo del 18 al 19 de noviembre, con el objetivo de posicionar a Brasil como un actor central en el escenario internacional. En un contexto marcado por crisis climáticas, conflictos globales y un reciente cambio político en Estados Unidos, Brasil busca destacarse como mediador y defensor de los intereses del Sur Global.
Lula dio la bienvenida a los líderes internacionales en su país y sostendrá reuniones bilaterales con representantes de las principales naciones participantes. El G20, integrado por países del G7 y economías emergentes, representa el 85% del PIB mundial y dos tercios de la población global. Se espera que la cumbre concluya con una declaración conjunta en la que se refleje el consenso alcanzado entre los miembros.
“Vine a Río con un mensaje sencillo: los líderes del G20 deben liderar. Los países del G20, por definición, tienen un enorme poder económico. Ejercen una enorme influencia diplomática. Den utilizarla para abordar los principales problemas mundiales”, afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres.
A pesar de su enfoque en la cooperación global, Lula tomó la decisión de no invitar al presidente ruso, Vladimir Putin, debido a la orden de arresto emitida contra él por la Corte Penal Internacional, de la cual Brasil forma parte. En lugar de centrar las discusiones en los conflictos de Ucrania y Oriente Medio, el mandatorio brasileño priorizará los desafíos económicos y climáticos, buscando lograr avances concretos en la cooperación global.
La presidencia brasileña anunció tres prioridades para el debate: la lucha contra el hambre, la transición a la energía renovable y la reforma de las instituciones internacionales. Uno de los momentos más destacados de la cumbre será el lanzamiento de la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa propuesta por Lula para combatir estos problemas de manera significativa para 2030.
Desde su creación en 1999, el G20 ha evolucionado más allá de su enfoque inicial en la política macroeconómica, a incluir temas como el medio ambiente y la integración entre las economías del norte y el sur global.
En esta edición, también se retomará el debate sobre el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, cuyas negociaciones llevan más de dos décadas. Este tratado busca establecer la mayor zona de libre comercio del mundo, abarcando un mercado de 780 millones de personas y eliminando más del 90% de los aranceles entre los bloques. Se estima que este acuerdo podría generar un volumen comercial anual de entre 40.000 y 45.000 millones de euros.
La cumbre tiene lugar apenas dos semanas después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que dieron la victoria a Donald Trump. Aunque Joe Biden estará presente en Río como presidente saliente, su participación genera expectativas sobre cómo afectará el regreso de Trump la dinámica global. Este evento será, además, la última gran reunión mundial de Biden antes de entregar el poder.
La cumbre del G20 en Río será una oportunidad para que Lula demuestre el regreso de Brasil al liderazgo internacional. El mandatario de 79 años busca reforzar el papel de Brasil como mediador en las tensiones globales y promover una agenda centrada en la urgencia climática y los desafíos económicos.