La reciente decisión de la Reserva Federal ha sorprendido a muchos, aunque el mercado lo ha recibido como agua de mayo. Detrás de esta decisión del presidente Jerome Powell se percibe una economía que, si bien parece estar logrando un aterrizaje suave, podría enfrentar una recesión en los próximos seis meses. Personalmente, me preocupa que esta aparente calma no dure y que la economía estadounidense esté adentrándose en un terreno inestable.
El recorte de 50 puntos básicos en los tipos de interés, situándolos en el 5%, corrige lo que no se hizo en julio. Powell parece haber pasado página y ahora el mercado defiende esta decisión. Vemos cómo el S&P500 y el Nasdaq reaccionan al alza, y Asia también ha recibido bien el movimiento. Incluso el petróleo muestra señales de confianza, lo que indica que la demanda podría no caer tanto como se temía.
Sin embargo, detrás de este recorte está la preocupación por las previsiones del PIB y el desempleo. Powell mencionó que si la FED hubiera sabido que el desempleo iba a aumentar, habrían bajado los tipos en junio, lo que me lleva a preguntarme: ¿de qué sirve basarse en los datos actuales si siempre vamos un paso por detrás?
Aunque Powell hable de una inflación controlada, lo cierto es que la economía estadounidense ya no está en auge, independientemente de lo que diga el GDPNow de la FED de Atlanta. La realidad parece más complicada, y aunque Powell insista en que la decisión no llega tarde, tengo serias dudas. La última vez que la FED hizo un recorte de más de 50 puntos básicos, en 2001, acabamos en recesión. ¿Será diferente esta vez? Aún está por verse, pero el inversor sigue a la espera.
Otro tema relevante es la creciente tensión en Israel. Ayer, después de la explosión de los walkie talkies y los buscapersonas, Israel ha dado luz verde para mover tropas hacia el norte, en dirección al Líbano. Esto me recuerda a la situación de 2006, y parece que nos acercamos peligrosamente a una tercera guerra en la región. Un hecho clave es que la Asamblea General de la ONU votó una resolución exigiendo a Israel poner fin a la ocupación de Palestina en un año. Si esto sigue adelante, es casi seguro que EE.UU. se opondrá.
Este es un escenario que deja al mundo estancado y la ONU parece estar perdiendo relevancia en estos debates. Hay líneas rojas que, en mi opinión, no deberían cruzarse. La explosión de dispositivos en medio de civiles es inaceptable, y tanto Israel como EE.UU. tienen la responsabilidad de explicar cómo llegaron a esta situación.
En cuanto a Europa, la Comisión Europea ha anunciado que retirará 200 millones de euros de un fondo para Hungría, después de que el país se negara a pagar una multa por incumplir las normas de asilo. Viktor Orbán ha calificado esta decisión de intolerable, y no puedo evitar pensar que este conflicto no terminará bien. Hungría se justifica basándose en la crisis migratoria, pero la realidad es que este choque con la UE es solo una pieza más en el complicado rompecabezas que enfrenta Europa.
En resumen, vivimos en un mundo donde las tensiones políticas y económicas están llegando a su punto máximo. Desde la FED hasta los conflictos en Medio Oriente y Europa, me temo que lo que estamos viendo ahora es solo el preludio de situaciones más complejas en los próximos meses.