El nuevo primer ministro interino de Siria, al-Bashir, ha prometido trabajar para traer de regreso a millones de refugiados, proteger a los ciudadanos y garantizar servicios básicos, en medio de enormes desafíos económicos y políticos. Durante su primera entrevista con el periódico italiano Il Corriere della Sera, reconoció que el país atraviesa una crisis económica severa: “Solo tenemos libras sirias, que prácticamente no tienen valor; un dólar estadounidense equivale a 35.000 libras”, declaró, evidenciando la precariedad financiera del país.
Un cambio de poder y su impacto
El nombramiento del primer ministro se produjo tras la ofensiva relámpago que derrocó al presidente Bashar al-Assad, poniendo fin a décadas de régimen autocrático. Esta revuelta estuvo liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una organización con raíces en Al Qaeda que ahora busca proyectar una imagen más moderada. Aunque HTS ha asegurado que respetará los derechos de las minorías y facilitará la ayuda humanitaria, su historial genera escepticismo, especialmente entre actores internacionales como Estados Unidos.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, instó a HTS a liderar un proceso inclusivo para formar un gobierno de transición que respete los derechos de las minorías y evite que Siria sea usada como base para el terrorismo. Mientras tanto, Washington evalúa cómo interactuar con el nuevo gobierno, manteniendo cautela sobre posibles cambios en su política hacia HTS.
Reformas económicas y sociales urgentes
Reconstruir Siria será una tarea monumental. Años de guerra civil han dejado al país devastado, con ciudades en ruinas, millones de refugiados y una economía colapsada. Aunque algunos refugiados en Turquía y otras regiones han comenzado a regresar, su retorno es incierto debido a la falta de infraestructura y seguridad.
En Damasco, la situación comienza a normalizarse con la reapertura de bancos y comercios, y una disminución visible de la presencia militar en las calles. Sin embargo, los desafíos estructurales persisten y la estabilización económica será clave para el éxito del nuevo gobierno.
Intervención israelí y nuevos riesgos
Mientras tanto, la seguridad en Siria sigue siendo frágil. Israel ha lanzado ataques aéreos contra bases militares sirias y ha avanzado temporalmente más allá de las zonas desmilitarizadas. Según Israel, su objetivo es establecer una “zona de defensa estéril” en el sur de Siria y desarmar o inutilizar, en lo posible, el armamento islamista. Sin embargo, esta incursión ha sido condenada por varios países de la región, incluido Turquía y Egipto, lo que complica aún más el panorama para la administración interina.
La posición de Estados Unidos y el futuro de Siria
Estados Unidos mantiene un contingente de 900 soldados en Siria con fines antiterroristas, mientras evalúa su relación con el nuevo gobierno. Además, Washington ha pedido ayuda a HTS para localizar a Austin Tice, un periodista estadounidense secuestrado en Siria en 2012. Este esfuerzo subraya la prioridad de la administración estadounidense de garantizar estabilidad en la región sin comprometer sus valores.
El nuevo gobierno interino enfrenta enormes retos: la reconstrucción del país, la reintegración de refugiados, la reactivación económica y la estabilización política. Si bien hay esperanzas de un cambio positivo, las complejidades internas y las tensiones internacionales definirán el camino de Siria en los próximos meses.