Claves del día de Jose Antonio Vizner
Al observar los últimos acontecimientos en el panorama geopolítico mundial, resulta evidente que Donald Trump sigue siendo un protagonista impredecible. Su enfoque sobre la guerra en Ucrania ha dado otro giro sorprendente: después de rechazar plazos anteriores para el fin del conflicto, ahora habla de un horizonte de resolución que podría extenderse de 24 horas a seis meses. ¿Qué representa este cambio? Un aparente esfuerzo por acercarse a la postura del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Sin embargo, lo más relevante es el respaldo diplomático que Trump parece encontrar en Europa, no de las figuras tradicionales como Macron, Scholz o Sánchez, sino de Giorgia Meloni.
Meloni, líder de una derecha italiana emergente, se ha convertido, sin pretenderlo demasiado, en la portavoz extraoficial de esta nueva relación transatlántica. Mientras el Partido Popular Europeo se desplaza hacia el centro, la derecha más conservadora redefine sus posiciones. Su reciente encuentro con Zelenski, tras reunirse con Trump, reafirma la continuidad del apoyo de Estados Unidos a Ucrania, aunque bajo términos diferentes.
Venezuela en el tablero internacional
El arresto temporal de María Corina Machado, una de las figuras más visibles de la oposición venezolana, representa otro hito dramático en la lucha por la democracia en América Latina. La rápida respuesta de Trump sobre el tema fue medida pero poderosa, destacando las palabras democracia y régimen. Su mención del presidente electo Edmundo González y la movilización ciudadana contra Nicolás Maduro sugiere que las prioridades de Washington aún incluyen la libertad venezolana. Pero lo que captó la atención fue el contexto de especulaciones sobre una supuesta conversación entre Trump y Putin relacionada con la situación en Venezuela. Este tipo de diplomacia paralela subraya el delicado equilibrio entre seguridad y libertad en la región.
La sombra de China y el futuro de Europa
China ha dado un golpe estratégico al bloquear el acceso de Europa a los materiales necesarios para las baterías de automóviles eléctricos, dominando así la cadena de suministro clave para la movilidad sostenible. El jaque mate a Bruselas, como lo describen algunos analistas, muestra la vulnerabilidad europea ante la dependencia tecnológica. Groenlandia, con sus tierras raras, se perfila como un territorio codiciado, y Trump, con su inclinación por los movimientos disruptivos, parece haber entendido su importancia mucho antes que la propia Unión Europea.
La pregunta crucial es si Europa está preparada para competir en esta nueva era de recursos limitados y desafíos globales. Mientras Meloni aboga por un enfoque pragmático, las instituciones comunitarias parecen paralizadas. La geopolítica no espera, y la historia favorece a los que saben mover sus piezas con audacia.