Claves del día de Jose Antonio Vizner
Cada día parece evidenciarse más una alianza implícita entre Corea del Norte, Rusia e Irán, y su peso en el tablero geopolítico sigue creciendo. El reciente lanzamiento de un misil balístico sobre el mar del Este por parte de Corea del Norte es, en mi opinión, una clara señal de su afán de intimidación. Kim Jong Un y su gobierno buscan un protagonismo estratégico y lanzar este misil es su manera de recordarle al mundo su poderío militar. Este acto, que Corea del Sur atribuye al respaldo directo de Rusia, no es un mero ensayo balístico; se trata de un mensaje contundente en un contexto de tensiones con Occidente. Las potencias involucradas en esta red de apoyo armamentístico están reforzando sus lazos, lo que despierta temores de un eventual conflicto de mayor escalada.
En paralelo, Estados Unidos está lidiando con sus propias turbulencias, aunque de naturaleza distinta. La administración de Biden está enfocada en una recuperación económica que, para algunos, ha estado sustentada en un gasto público masivo, lo cual ha impulsado una inflación de la que aún no se ve el final. Si bien el crecimiento del Producto Interno Bruto en el tercer trimestre fue del 2,8%, quedó por debajo de las expectativas, lo que arroja dudas sobre la sostenibilidad de esta recuperación. A pesar de la fuerte demanda interna, con un crecimiento del 3,7%, el incremento en la inversión en capital fijo ha sido mínimo, apenas un 0,3%. Esto sugiere que, más que una expansión de la producción, el aumento del PIB está impulsado por un gasto gubernamental que en algunos sectores ha crecido más del 20% en tan solo dos trimestres.
Y no es solo Estados Unidos el que está experimentando una desconexión entre la política y las necesidades reales de sus ciudadanos. En España, el día de la peor DANA en lo que va del siglo, mientras miles de personas sufrían los estragos de las inundaciones, el Congreso no suspendió la sesión plenaria destinada a la ampliación del Consejo de Administración de RTVE. La urgencia política parecía centrada en asegurar la aprobación de un decreto que amplíe de diez a quince el número de consejeros en la cadena estatal y que aumente sus retribuciones considerablemente. Es difícil no percibir en este gesto una desconexión absoluta entre las prioridades de los políticos y las realidades que viven los ciudadanos, quienes enfrentan una situación crítica en sus hogares y comunidades.
Lo que veo en estas tres situaciones es un hilo común: un ejercicio de poder y decisiones que, en diferentes contextos y países, dejan de lado a la población. En el caso de Corea del Norte, la ciudadanía pasa a un segundo plano frente a una política exterior de demostración de fuerza; en Estados Unidos, el manejo económico sigue disparando una inflación sin aparente fin; y en España, la tragedia de la DANA se minimiza en favor de agendas políticas cuestionables.
Es esencial preguntarnos hacia dónde vamos cuando las políticas de poder priman sobre el bienestar ciudadano. La falta de empatía y la desconexión con la realidad pueden tener consecuencias devastadoras.