China planea aumentar su déficit presupuestario al 4% del Producto Interno Bruto en 2024, el nivel más alto registrado hasta ahora, con el objetivo de mantener un crecimiento económico cercano al 5% el próximo año. Esta decisión, aún no anunciada oficialmente, pero adelantada por Reuters, surge en un contexto de desafíos económicos internos y crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos, según informaron fuentes cercanas a las discusiones.
Un impulso fiscal sin precedentes
El nuevo objetivo de déficit supera el límite inicial del 3% previsto para 2024, alineándose con la estrategia fiscal “más proactiva” delineada durante la Conferencia Central de Trabajo Económico y la reunión del Politburó. El aumento del gasto fiscal se traduce en aproximadamente 1,3 billones de yuanes (unos 179.400 millones de dólares) adicionales, financiados mediante la emisión de bonos especiales fuera del presupuesto. Estas medidas buscan reactivar el crecimiento económico y sostener el empleo en medio de dificultades persistentes.
El Gobierno chino no suele oficializar estos anuncios hasta la reunión anual del Asamblea Popular Nacional en marzo, por lo que los detalles podrían ajustarse en los próximos meses.
Preparación frente a posibles aranceles estadounidenses
Una de las motivaciones detrás del estímulo fiscal es la posibilidad de que Estados Unidos, bajo un nuevo gobierno de Donald Trump, imponga aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas. Estas medidas afectarán a un comercio bilateral anual de más de 400.000 millones de dólares, amenazando las exportaciones chinas, uno de los pocos motores económicos positivos este año. Además, el impacto podría profundizar la crisis de sobrecapacidad industrial y aumentar las presiones deflacionarias en el país, según analistas económicos.
Ante este panorama, muchas empresas chinas ya están trasladando sus cadenas de producción a países vecinos para evitar los aranceles estadounidenses. Sin embargo, la incertidumbre persiste, con posibles efectos negativos en la inversión y el empleo.
El papel clave de la política monetaria
En paralelo, el Banco Popular de China podría adoptar una postura monetaria “apropiadamente laxa” el próximo año. Esta orientación flexibilizada, marcada por posibles recortes de tasas de interés e inyecciones de liquidez, contrasta con la política monetaria “prudente” que el banco ha mantenido durante los últimos 14 años. Durante ese período, la deuda total del país (incluida la del gobierno, hogares y empresas) se ha multiplicado por cinco, mientras que el crecimiento económico se ha triplicado.
El informe de la CEWC reafirmó el compromiso del gobierno de “mantener la estabilidad básica del tipo de cambio en un nivel razonable”, una línea que ha sido consistente en los últimos años. No obstante, algunas fuentes sugieren que China podría permitir un debilitamiento del yuan para contrarrestar los efectos de los aranceles comerciales.
Desafíos económicos persistentes
La economía china enfrenta múltiples frentes de presión, incluyendo:
- – Crisis inmobiliaria persistente que limita la inversión en el sector.
- – Elevada deuda local que restringe la capacidad de gasto de los gobiernos regionales.
- – Débil demanda interna debido a la incertidumbre de los consumidores.
En este contexto, los líderes chinos optan por un mayor estímulo fiscal como herramienta principal para sostener el crecimiento económico y reforzar la estabilidad social. Al mismo tiempo, se espera que el gobierno explore medidas adicionales, como el apoyo a sectores estratégicos y la expansión de infraestructuras clave.
Perspectiva para 2025
Según las fuentes, China mantendrá un objetivo de crecimiento del PIB en torno al 5% también para 2025, demostrando su compromiso con la recuperación económica a largo plazo a pesar de los desafíos globales y regionales.
La decisión de elevar el déficit fiscal al 4% refleja una apuesta por revitalizar la economía china en un momento crítico. Con crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos y desafíos internos como la crisis inmobiliaria y la deuda local, el gobierno chino se apoya en políticas fiscales y monetarias expansivas para impulsar la actividad económica. Los próximos meses serán clave para evaluar la efectividad de estas medidas y su impacto en la segunda economía más grande del mundo.