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El Banco Central Europeo cumple el guion y recorta las tasas de interés 25 puntos básicos. La medida responde a la necesidad de estimular una economía de la zona euro que muestra signos de debilidad, a pesar de la persistencia de la inflación. La tasa queda en el 2,75%, tal y como se preveía.
El organismo presidido por Christine Lagarde ya redujo los costos de endeudamiento en cuatro ocasiones el año pasado y se espera que en 2025 continúe en esa dirección con hasta cuatro recortes adicionales. La justificación radica en que la inflación, tras alcanzar niveles históricos, ha comenzado a ceder, mientras que el crecimiento económico sigue siendo insuficiente. De hecho, el último trimestre reflejó un estancamiento de la economía europea, con recesión en la industria y un consumo débil. Ante este panorama, no ha habido oposiciones públicas dentro del BCE a una rebaja de 25 puntos básicos en la tasa de depósito, actualmente en el 3%.
Un recorte esperado pese a la postura de la Reserva Federal
El contexto internacional agrega un matiz de incertidumbre. La Reserva Federal de Estados Unidos optó este miércoles por mantener sus tasas sin cambios, alegando que no hay prisa por nuevos recortes debido a la incertidumbre generada por posibles aranceles comerciales. Aunque la presidenta del BCE, Christine Lagarde, no se compromete explícitamente a más recortes, sí reafirma la intención de continuar con una política monetaria flexible, se prevé, especialmente si la incertidumbre comercial con EE.UU. afecta aún más al crecimiento europeo.
Alemania y Francia, dos de las principales economías del bloque, registraron una contracción en el último trimestre, mientras que Italia se mantuvo estancada. Solo España presentó un crecimiento positivo. Estas cifras refuerzan la necesidad de una política monetaria más expansiva.
Factores clave y posibles obstáculos
A pesar del recorte de tasas, algunos factores podrían complicar el panorama. Si bien la inflación descendió al 2,4% en diciembre, sigue por encima del objetivo del 2% fijado por el BCE. Además, los costos en el sector de servicios siguen elevados, lo que podría hacer que algunos dentro del organismo aboguen por un enfoque más gradual.
Otro factor de riesgo es la política económica del presidente estadounidense, Donald Trump. Su amenaza de imponer nuevos aranceles comerciales a la Unión Europea podría afectar el crecimiento económico y, en respuesta, la UE podría tomar medidas que incrementen la inflación. Esto sumado a la incertidumbre sobre la política monetaria de la Reserva Federal podría generar volatilidad en los mercados financieros, complicando la hoja de ruta del BCE.
¿Hasta dónde pueden llegar los recortes?
El debate sobre hasta qué nivel puede bajar el BCE las tasas ya está en marcha. Actualmente, la tasa de depósito está en el 2,75%, acercándose al rango “neutral” estimado entre el 1,75% y el 2,50%. Sin embargo, si se materializan los riesgos mencionados, podrían aumentar las presiones para que el BCE adopte una postura aún más flexible.
El panorama económico europeo sigue siendo frágil. La confianza del consumidor es baja, la industria está en declive y los gobiernos tienen un margen limitado para el gasto. Aunque la inflación aún está por encima del objetivo, las presiones sobre los precios podrían mantenerse debido a una productividad débil y la escasez de mano de obra, lo que pone un límite a cuánto puede flexibilizar el BCE su política monetaria.
Isabel Schnabel, miembro del BCE, ya ha adelantado que el banco está llegando al punto en el que deberá debatir cuánto más puede recortar sin comprometer su mandato de estabilidad de precios. En ese sentido, la reunión de este jueves podría marcar un punto de inflexión en la estrategia monetaria del BCE en los próximos meses.